Competencias como los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que realizaremos en Barranquilla el próximo año, suelen marcar un antes y un después en el desarrollo social y económico de las ciudades sedes.
El primer gran efecto positivo de ese tipo de certámenes es la unión de esfuerzos y voluntades en torno a una causa común que va más allá de los resultados deportivos de Colombia en esas justas. En ese objetivo ya Barranquilla es ganadora, y prueba de ello es la publicación que hoy ponemos en sus manos, producto de una labor conjunta de la casa editorial de El Heraldo y la Cámara de Comercio de Barranquilla.
Ese triunfo no se mide entonces solo en términos de las cifras sobre la inversión de $313 mil millones de pesos que cubren la construcción y adecuación de los escenarios deportivos, las obras de renovación urbana de sus entornos, y la realización de los Juegos. La rentabilidad de estos mega-eventos, se evalúa desde dos criterios básicos. Uno, a partir del incremento de la actividad económica generada por su organización, particularmente por las inversiones en infraestructura. Y dos, desde la visibilidad mediática que recibe el lugar sede de los mismos.
Desde esa doble perspectiva positiva, este tipo de certámenes deben asumirse como promotores de negocios, e incluso como una industria en la que se da la captación de recursos para lograr la mayor autofinanciación posible, vía derechos de transmisión, publicidad, patrocinio y merchandising; y la atracción de significativas inversiones adicionales. En un mundo de libre circulación de capitales, mercancías y personas, y cada vez más basado en el desarrollo tecnológico y en la economía del conocimiento, las capacidades de organización y realización que nos exigirán los Juegos mejorarán nuestra productividad, competitividad y nivel de vida.
En el caso específico de nuestra misión, el certamen nos permitirá avanzar en la evolución del clúster de Turismo de Negocios, una de los dos nuevos retos que nos planteamos como agencia de desarrollo. Este clúster surge del potencial que tiene Barranquilla como Capital de Negocios de la Gran Cuenca Caribe, a partir de Puerta de Oro, Centro de Eventos y Convenciones; de los cambios en el contexto económico; y del esfuerzo permanente de inversión de los sectores público y privado de la ciudad.
El océano de oportunidades que se nos abre es inmenso porque se trata de uno de los segmentos con mayor crecimiento en el sector turístico. En 2014 en el mundo este sector representó el 22% del gasto total turístico, es decir US$308 mil millones y hoy es el segundo motivo principal de viaje después del ocio, y genera tres veces más que el turismo de vacaciones. De hecho en América Latina representa el 13% del mercado global y se espera que movilice en 2018 a 72 millones de personas alrededor del mundo.
Cuando se cierren oficialmente los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, los barranquilleros iniciaremos una nueva competencia en la que todos seremos ganadores si logramos mantener el impulso expansivo que nos generará este evento. Nuestra invitación es entonces a multiplicar los esfuerzos para ofrecerles a nuestros deportistas las mejores condiciones posibles para su formación, sostenernos como un destino deportivo, y perseverar unidos en la construcción de una mejor ciudad y sociedad.