El cierre por diez días de La Troja ha suscitado un debate en Barranquilla. La sanción fue interpuesta por la Policía, tras considerar que el establecimiento incumplió el Código Nacional de Policía por la invasión y consumo de alcohol en el espacio público durante el festejo del primero de enero.
En diálogo con EL HERALDO, el secretario de Cultura, Patrimonio y Turismo, Juan José Jaramillo, rechazó la medida policiva al considerar que 'sanciona al adn barranquillero'. Mientras tanto, los secretarios de Gobierno, Clemente Fajardo, y de Control Urbano y Espacio Público, Henry Cáceres, defendieron que 'las leyes están hechas para acatarlas sin distinción'.
'Este es un negocio patrimonio cultural y musical, no solo me afectan a mí, mi familia y mis empleados, sino a toda una ciudad que busca divertirse de manera sana y alegre y que lo ha venido haciendo por casi 52 años', fue la consigna del propietario, Edwin Madera.
El pasado lunes, cientos de personas organizaron una ‘comparsa’ espontánea que bailó a lado y lado de la carrera 44, al son de música de Carnaval en la calle. En videos compartidos a través de las redes sociales quedó en evidencia la toma de los andenes y parte de la vía, algo prohibido en el Código de Policía.
Jaramillo fue enfático en expresar que 'como ciudadano y Gobierno uno debe ser respetuoso del espacio público'. Sin embargo, cuestionó que 'el Código no tiene en cuenta las manifestaciones culturales del país'.
'Somos pluriculturales ¿qué pasa entonces con las concepciones y con los ambientes festivos? Hay eventos como las izadas de bandera o ruedas de cumbia que se arman de forma espontánea y hoy se ven vulnerados por un código al cual no le importa la tradición', reflexionó el funcionario.
Ante ese cuestionamiento, Fajardo expresó que si bien está de acuerdo con que el Código no consulta las particularidades de las ciudades, 'lo que pasó estuvo lejos de ser un evento espontáneo'.
El funcionario explicó que antes de esa celebración la Policía había acordado con el propietario del establecimiento que de manera articulada se trabajaría para evitar la invasión del espacio público.
'El dueño se comprometió a instalar unas vallas para distinguir el público de La Troja con el de la calle, pero esto no se puso en práctica y las vallas hicieron lo contrario porque las personas invadieron con consentimiento del local', explicó Fajardo.
Destacó que el Distrito, con el propósito de proteger la actividad cultural de la ciudad, acude a la expedición decretos excepcionales, como se aplica en los eventos del Carnaval o como se decretó en la realización de Troja pa’ la calle, pero 'el primero de enero no es Carnaval'.
El código
Sobre la sanción y a raíz del debate, el secretario de Control Urbano y Espacio Público, Henry Cáceres, opinó que 'contrario de lo que piensan muchas personas', ese conjunto de normas 'ha sido una herramienta muy útil porque hemos podido llegar a controlar situaciones de espacio público, riñas y actos delictivos'.
'Ahora desafortudamente le tocó a La Troja, pero porque estaba totalmente descontrolada y desbordada, lo que constituye un problema en materia de seguridad', dijo el funcionario. Destacó que otros locales también fueron sancionados por ese motivo.
'Y no nos podemos escudar en lo cultural para que un local haga cualquier tipo de eventos y pasen por encima de la ley, que está para cumplirse sin distinción', agregó Cáceres.
El reto para Barranquilla, según consideró Jaramillo, será encontrar la unidad entre la aplicación del Código de Policía y las manifestaciones culturales propias de la ciudad, por lo que expresó que mantendrá una reunión con las autoridades competentes para reflexionar sobre lo ocurrido.
'Debemos llegar a un consenso en el que no se ataque el patrimonio ni se lleve por delante un Código que necesita ciertos ajustes', dijo Jaramillo.