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En un pequeño local de la calle conocida como ‘la vieja Bocas de Ceniza’, en San Roque, Fredy Peralta entona una canción de Los Diablitos mientras atiende su negocio. 'No sé quién perderá, no sé, el tiempo lo dirá, amor, no sé quién perderá, no sé si tú, no sé si yo…', canta, al tiempo que lija un inodoro blanco rajado, curado con estuco, con apariencia de haber librado ‘mil batallas’.

'Aquí llegan en distintas condiciones. Uno los repara, los pule, desinfecta y quedan como nuevos, listos para la venta', agrega el hombre nacido en Corozal, Sucre, hace 47 años.

Llegó a Barranquilla hace 17 abriles y desde entonces abrió las puertas de La Oportunidad, su negocio de compra y venta de inodoros y baterías sanitarias nuevas y usadas. 'Yo trabajo aquí con otro muchacho, pero me gusta hacer todo a mí –lavo, desinfecto, reparo– porque es la garantía de que voy a entregar un producto de calidad'.

Los Diablitos siguen de fondo con su tema Quién perderá. El sonido sale de un minicomponente azul con gris, acomodado en la misma repisa de madera en la que hay arrumados decenas de inodoros de diversos colores, tamaños y formas. Casi todos tuvieron ya una vida útil, pero hoy esperan ‘reencarnar’ en otros baños.

Con tapabocas y guantes, Fredy se sienta en un bordillo a preparar un inodoro que ya tiene encargado. Se pone manos al lavabo y empieza a raspar el 'grueso' que está pegado en las paredes del retrete con una espátula. Son las huellas acumuladas por años de uso y él sabe muy bien de dónde provienen, pero aquí eso no cuenta, 'todo sale'.