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Intoxicación por mezcla de alcohol y la droga psicoactiva sintética conocida como éxtasis fue el dictamen que entregó el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses después de analizar el cuerpo de la periodista María Andrea Cabrera, tras su deceso el pasado 4 de febrero en Bogotá.

El caso ha tenido gran resonancia en la opinión pública nacional no solo por tratarse de la hija de un general en retiro del Ejército sino a raíz de los detalles que han salido a la luz sobre los hechos que presuntamente rodearon esta muerte, y que están siendo investigados por la Fiscalía para determinar si se trató o no de un homicidio. Entre estos, justamente, está la presencia de sustancias absolutamente nocivas en situaciones, sitios y eventos frecuentados por una amplia población juvenil.

El hecho abre de nuevo interrogantes sobre la efectividad de los controles al tráfico y comercialización de sustancias sicoactivas, aparte de las políticas de prevención de su consumo.

En un informe de 2017, el Sistema de Alertas Tempranas del Observatorio de Drogas de Colombia revela que desde 2007 ha reportado la detección de un total de 28 nuevas sustancias psicoactivas en el territorio nacional. Tales drogas no son producidas en Colombia, pero sí adulteradas.

Entre las documentadas se cuentan cuatro catinonas sintéticas (tipo de droga comúnmente llamado ‘sales de baño’ y que contienen un estimulante extraído de la planta Khat), detectadas en 2016. Sobre estas el informe señala que las catinonas sintéticas son menos potentes que el éxtasis o MDMA 'por lo que el riesgo asociado aumenta por la posibilidad de tomar dosis elevadas buscando obtener los mismos efectos'. Advierte además que 'el abuso de este tipo de sustancias puede causar diversos síntomas como ansiedad, arritmias, hipertermia, psicosis o paranoia'.

Y también cita el Reporte Mundial de Drogas 2017 que se refiere a que entre 2008 y 2016 han sido descubiertas 739 nuevas sustancias en más de 100 países.

En el caso de Barranquilla, en los últimos años las autoridades han puesto fijamente sus ojos sobre la circulación de sustancias sicoactivas en una serie de eventos a los que asiste población muy joven, muchos de los cuales no han contado con permisos para su realización. Nochadas, tardeadas o chiquitecas, como se los conoce, han sido los espacios en los que se han efectuado controles exhaustivos debido a las quejas de padres de familia y vecinos de diferentes barrios tanto por su ilegalidad como el riesgo latente para los asistentes. Con operativos permanentes se ha logrado mantener a raya esta situación, si bien son variados los escenarios de tráfico de estas drogas.

En un informe reciente denominado ‘El éxtasis, la peligrosa droga de la diversión’, este medio de comunicación consultó al toxicólogo Agustín Guerrero sobre los efectos de esta sustancia. Según el especialista, entre los riesgos de esta droga está el hecho de que 'no permite que la persona se dé cuenta que está fatigada porque es un estimulante y, al irse deshidratando por el ejercicio físico, la sangre aumenta su viscosidad y así no es capaz de oxigenar bien los tejidos'.

Factores de riesgo

La doctora en Psicología Marly Bahamón, investigadora de Unisimón, explica que investigaciones recientes sobre el consumo de sustancias psicoactivas muestran cifras preocupantes dado que la edad de inicio en el consumo es cada vez menor y la diferencia entre hombre y mujeres también se ha reducido. Sobre este tema plantea que es conveniente advertir sobre los factores de riesgo que hacen más proclive a algunas personas al consumo, y a pesar de los múltiples esfuerzos educativos o publicitarios para que los jóvenes comprendan la gravedad de la conducta de consumo al poner en peligro su integridad física y su estado psicológico, pueden caer en este fenómeno.

Con base en su análisis agrupa así los factores de riesgo:

1. Familiares:

Tanto la actitud del núcleo familiar como el ambiente familiar en general pueden afectar en este sentido. Por ejemplo, la exposición a algunas sustancias puede ser promovida o aceptada por las figuras significativas de manera que incentivan este comportamiento. Así mismo, las interacciones negativas como la falta de apoyo familiar, una atmósfera hostil o violenta, distanciamiento afectivo, permisividad, dificultad en el establecimiento de límites, entre otros aspectos, pueden incidir en este fenómeno.

2. Personales:

La búsqueda de satisfacción inmediata, la dificultad para afrontar los problemas, falta de control emocional, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, así como falsas creencias sobre las sustancias psicoactivas son aspectos que hacen propensos a algunos jóvenes para consumir y posteriormente abusar de las drogas.

3. Sociales:

Este aspecto tiene que ver con el establecimiento de relaciones personales no saludables y problemas soportar la presión social y salvaguardar la autonomía.

'Es muy importante decir que así como estos son factores de riesgo, el lado opuesto son los factores considerados protectores y que pueden fortalecer al individuo para evitar el consumo y abuso de drogas', recalca Bahamón.