Como si fuera una pista de salto triple, deporte en el que Caterine Ibargüen se ha dado a conocer en el mundo, así mismo ven algunos usuarios de Transmetro los torniquetes ubicados en las estaciones sobre las troncales del sistema masivo.
Desde las 4:48 de la mañana, cuando sale el primer bus del Portal de Soledad hacia el Portal Joe Arroyo, en el norte de Barranquilla, hasta las 10:35 p.m., cuando se presta el último servicio del día en sentido norte-sur, se logra apreciar a los habilidosos e imprudentes ciudadanos evadir el pago de un viaje en el Sistema Masivo.
Por no cancelar los $2.100 en una ruta ordinaria, saltan las barreras con veloces acrobacias, poniendo en riesgo la integridad personal y la integridad de los 135.000 usuarios que sí responden por el costo del pasaje.
En promedio, son 4.000 personas las evasoras, que equivalen al 2% de los pasajeros diarios de Transmetro, según cifras que reporta el Sistema Masivo de Transporte.
Es decir que, día a día, Transmetro dejan de recaudar $8.400.000 aproximadamente.
Así actúan
A una distancia prudente es posible identificar al pasajero que va con las intenciones de ‘colarse’, por sus ademanes: mira de un lado a otro, observa que no hay uniformado alguno de la Policía Nacional vigilando, se ajusta el pantalón –o la licra en el caso de las mujeres– y dan
el salto cual atleta olímpico que lucha por el primer puesto.
Con la diferencia que el deportista llena de orgullo a toda una Nación, mientras que el accionar de los ‘colados’ se va convirtiendo en una problemática social, según opina Pedro Altamar, usuario de Transmetro.
'Es mala educación, porque todos deben tener respeto ante todo y cancelar su pasaje normal. Hay personas que a veces se ven necesitadas, pero hay otros que lo tienen de costumbre, principalmente en estaciones que no cuentan con policías', manifiesta.
De acuerdo a la información de la entidad, las estaciones intermedias como Esthercita Forero, Alfredo Correa de Andréis, Catedral, Chiquinquirá, La Ocho y Parque Cultural del Caribe es donde más se registra esta situación, en la que sus protagonistas principales son los estudiantes de educación básica y superior.
Precisamente, uno de los evasores en el paradero ubicado en la carrera 46, entre las calles 36 y 30, fue Darío Alfonso Rincón, quien prefirió pasarse por debajo del torniquete para evitar el cobro respectivo.