Las ciénagas del departamento del Atlántico se encuentran en cuidados intensivos. Los pronósticos de vida por parte de los ‘médicos’ no son para nada alentadores, aseguran que les queda poco tiempo y que su existencia está sujeta a rigurosos procedimientos que deben ser aplicados lo más rápido posible para salvarlas de una extinción total.
Están sufriendo de desecación y de un incremento en la contaminación, han perdido capacidad depuradora y la profundidad es hoy muy reducida. Sus inquilinos, los peces y otros animales acuáticos, están siendo receptores del mal que las aqueja, formando así un efecto dominó.
Todo lo anterior es resultado de una investigación realizada por la Universidad del Atlántico, a través de un equipo conformado por el Grupo Biodiversidad del Caribe Colombiano, que permitió formar diez profesionales de pregrado, seis magíster, dos doctores y se ejecutó con la participación de 25 investigadores.
De acuerdo con Luis Carlos Gutiérrez Moreno, vicerrector de investigaciones, extensión y proyección social de la Universidad del Atlántico, desde el año 2005 vienen desarrollando exploraciones en los cuerpos de agua del departamento, incluidos unos de Bolívar y del Magdalena.
Hace tres años –dice- enfocaron su interés en estos ecosistemas como la Laguna de Luruaco, Embalse El Guájaro, Canal del Dique, Ciénaga El Jobo y la ya extinta Ciénaga El Uvero ubicadas en el sur del Atlántico y centro de Bolívar.
El estudio advierte que dentro de pocos años, si no se hace una intervención de forma inmediata, nuestra riqueza hidrográfica está próxima a desaparecer.
'Desde el año 2000 hasta la fecha el departamento del Atlántico ha perdido en promedio entre 5 a 7 mil hectáreas de espejo de agua y esto ha reducido la capacidad de embalsamiento, así como también ha perdido profundidad porque las ciénagas se han ido colmatado y el agua que acumulan hoy son en proporción menor', cuenta el investigador.
Este fenómeno las limita en su principal función hidrológica que es amortiguar inundaciones y para el caso del departamento del Atlántico representan las únicas reservas de aguas naturales para superar los largos periodos de sequía y la alternativa más económica para mitigar los efectos del cambio climáticos.
Los resultados del estudio, que fue financiado por el Sistema General de Regalías (SGR), muestran que hay altos niveles de materia orgánica en las ciénagas, incrementando las poblaciones de bacterias fecales, que evidencia la falta de tratamiento de vertimientos de aguas residuales domésticas, de la industria y las escorrentías de áreas colindantes con uso agrícolas y de ganaderías, por lo cual los índices de la calidad física, química y biológica de estas aguas revelan restricciones para el uso potable, para producción piscícola, para riego de algunos cultivos y otras actividades productivas como el uso recreacional de este recurso.
Según Gutiérrez estos cuerpos de agua llegaron al tope de capacidad de seguir recibiendo vertimientos sin tratamientos, se han generado condiciones que pueden ser irreversibles en los planes de restauración. Explica que cuando se presentan niveles altos de eutrofización se convierten aguas con riesgo para la riqueza íctica y otra biodiversidad hídrica que albergan las ciénagas.
'Si bien las sustancias como el nitrógeno y el fósforo son nutrientes para que la ciénaga prospere, cuando se superan ciertos niveles son tóxicos para los peces, generan una producción de algas que no son alimenticias en el sistema.