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Ya son 35 años los que David Palacio lleva dedicado al empleo informal. Este barranquillero, de 50 años, recorre aproximadamente 10 kilómetros diariamente empujando la carretilla que usa para vender utensilios de aseo y cocina.

La venta de escobas, traperos, baldes y demás objetos lo han ayudado, desde que era un adolescente, a solventar sus gastos y a sacar adelante a su familia. Mientras recorre las asoleadas calles de Los Olivos Etapa I, David Palacio asegura que sus ganancias oscilan entre los $30 y los $35 mil, pero dice que no cotiza salud ni pensión, ya que sus ingresos disminuirían.

Este trabajador es uno de los 507.000 barranquilleros ocupados laboralmente que lo hacen bajo la informalidad, ya sea vendiendo en la calle, en las puertas de sus casas, en los medios de transportes de la ciudad, en playas o en zonas comerciales. O en diferentes oficios en donde no cuentan con garantías básicas de un trabajo.

De acuerdo con el último reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, Dane, Barranquilla cuenta con una de las tasas de desempleo más bajas (8,6%). Sin embargo, las estadísticas también demuestran que de las 906.000 personas ocupadas, el 56% de ellas lo hacen en la informalidad.