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'Yo no me regreso para allá mientras esté Maduro como presidente', asegura Luis Javier Gutiérrez en las afueras de la Inspección de Policía y Comisaría de Familia, ubicada en el barrio La Sierra, en la vía La Cordialidad. Son poco más de las 12 de la medianoche y este joven caraqueño espera su turno para censar a su familia en el Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos (RAMV), dispuesto por el Gobierno Nacional. 

La historia de Gutiérrez se asemeja a la de cientos de venezolanos que llegaron a Barranquilla buscando 'una mejor oportunidad', dada la crisis económica, política y social por la que atraviesa el vecino país. 

'Llegué hace más de seis meses con mi esposa y mi hijo buscando mejoras en la calidad de vida. Allá todo está mal. Si desayunabas no almorzabas y ni contar la situación con las medicinas', dice el caraqueño de 25 años, quien espera que con el registro logre resolver su situación de legalidad en el país y así 'poder conseguir un mejor empleo'. 

Con documentos de identidad y pasaportes en mano, junto a Gutiérrez se encuentran, al menos, unas 40 personas esperando a ser llamadas. Ya son las 12:30 a.m. y es el segundo día de actividades en ese punto nocturno que funciona en la calle 56 con carrera 11, vía La Cordialidad, habilitado especialmente para todos aquellos venezolanos que aún no se han censado por razones especialmente laborales.

Dinés Viloria es de Ciudad Ojeda (Estado Zulia) y señala que su principal motivación de venirse a Barranquilla fue 'la necesidad por la que atravesaban' sus siete hijos menores de edad. 

'Yo no me había podido censar porque me la paso vendiendo café todo el día, y anteayer (el martes) me dijeron que habían abierto este punto, solo por esta semana, y decidí venir. Yo vivo en Soledad arrendada, pero hay sacrificios que hay que hacer y más si se trata de un eventual beneficio. Ahora después de que me registre voy al mercado a vender lo último que me queda de café y me voy a la casa'. 

Ya la madrugada se va metiendo y se ve reflejada, entre bostezos y cabeceos, en los ojos de las personas que están en las filas. 

Este punto se habilitó, según explica Ana Saltarín, jefe de la Oficina de Gestión de Riesgo de Barranquilla, a petición de la Agencia de la ONU para Refugiados (Acnur), pensando en aquellas personas que por diversas razones no pudieron acudir a registrarse en los tres espacios dispuestos en la ciudad. 

'Creo que fue Barranquilla la única ciudad del país en habilitar este punto nocturno como muestra del compromiso que tiene la ciudad en resolver la situación de estos migrantes. En los días que lleva de funcionamiento 5, 6 y 7 de junio ya tenemos cansados más de 350 núcleos familiares y en lo que va desde el 6 de abril (cuando inició el RAMV) a la fecha se han registrado más de 20.000 familias solo en la capital del Atlántico', detalló la funcionaria. 

Saltarín recordó que el plazo para el registro vence hoy a las 6 de la tarde, y agradeció el apoyo de la Cruz Roja, Defensa Civil, Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos, quienes acompañaron en la logística de la jornada.