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Ese abrazo estaba pendiente desde hacía  60 años. El abrazo de dos hermanas, cuyas vidas se separaron abruptamente por un problema familiar.

Beatriz Bautista había esperado ese momento en la sala de su casa junto a hija, Matilde Gómez.

En la Terminal de Transportes de Barranquilla, Inés Bautista más que cansada, estaba ansiosa y nerviosa. Añoraba con todas sus fuerzas reencontrarse con su única hermana viva.

Tras casi 14 horas de viaje, arribó a Barranquilla a las 7:30 a.m. de este sábado proveniente de Cúcuta.  

Finalmente, media hora después, el reencuentro de ambas en el barrio El Rubí puso fin a casi seis décadas de tribulación.

Beatriz, de 88 años, e Inés, de 86, lloraron de alegría y se reconocieron entre lágrimas con sus rostros arrugados para darse ese postergado abrazo.

'Estamos vivas. Nunca pensé volverte a ver', expresó Inés quien no paraba de besar a su hermana.