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Un silencio sepulcral que solo es interrumpido por la velocidad de los carros cubre las cinco calles y nueve carreras que conforman al barrio La Cumbre, ubicado en la localidad Norte–Centro Histórico de Barranquilla, donde los accesos y salidas del vecindario aparentan ser laberintos y en el que sus habitantes no sufren por la inseguridad, sino por el servicio de energía eléctrica, según manifiestan.

Por la suma de sus vías internas y externas, este barrio, cuya población no pasa de los 5.000 moradores, ocupa un área pequeña que contrasta con sus calles anchas, casonas con terrazas amplias y enrejadas, y que brinda la ventaja de fortalecer la unión de la comunidad, de acuerdo con lo manifestado por Carlos Alberto Montalbán, morador del sector.

'Que La Cumbre sea un barrio pequeño significa que tenemos la oportunidad de conocernos más entre los vecinos. De hecho, la relación con el tendero se nos hace más fácil y estamos enterados de quiénes son los miembros de la estación de taxis que sirve a esta zona', sostiene el hombre de 53 años.

Esas cinco calles y nueve carreras que contabiliza el barrio limitan en la calle 93 con El Tabor, en la carrera 43 con La Campiña, en la calle 87 con Los Alpes y en la carrera 42B1 con Los Nogales, donde además de ser integradas por una zona residencial, también confluyen establecimientos de comidas rápidas, tiendas, casas religiosas y jardines infantiles.