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Ni la muerte pudo impedir que el exalcalde de Barranquilla Humberto Salcedo Collante cumpliera con su promesa de donarle su biblioteca de ajedrez, con al menos 100 libros, a la ajedrecista Isolina Majul. Su cometido se concretó dos años después de su fallecimiento.

El camino que lo llevó a cruzarse con la practicante del Deporte Ciencia comenzó en 1978, cuando el ingeniero civil egresado de la Escuela de Minas de Medellín alternaba sus labores con los encuentros de ajedrecistas, que se llevaban a cabo en ambientes privados, como los salones del Country Club o el espacio público contiguo al estadio de fútbol Romelio Martínez.

De acuerdo con su pareja 'de toda la vida', María del Socorro Merlano de Salcedo, para el exministro de Obras Públicas el lugar era lo de menos al momento de montar una mesa que sostuviera el campo de juego de dicho deporte.

'Si se encontraba en la casa, llegaban sus amigos desde que el reloj marcaba las 4 de la tarde y se despedían de él a las 2 de la madrugada', manifiesta la mujer de 80 años.

Confiesa que estos encuentros nunca les impidió llevar una relación estable durante 58 años de casados, porque 'había tiempo para todo'.

Gracias a su incursión en la política, con la administración del Distrito por un año y la invitación del entonces presidente Alfonso López Michelsen para asumir el Ministerio de Minas (1974 – 1978), el barranquillero Salcedo Collante disfrutaba de tantos viajes nacionales e internacionales, y en cada uno compraba al menos un libro del Deporte Ciencia.

Le gustaba ir al centro de Manhattan, donde adquiría textos en inglés, en alemán, francés y español, recuerda la viuda. 

Siendo así, acumuló un centenar de ejemplares literarios enfocados en los fundamentos de esta práctica, como la defensa siciliana; destacándose a autores entre los que se nombran a Yuri Averbach, Alexander Alekhine, Pedro Cherta, Israel Albert Horowitz y José Raúl Capablanca, su preferido.

Origen de un deseo

En uno de esos campeonatos, coincidieron Humberto Salcedo, curtido en la teoría y práctica del ajedrez, e Isolina Majul, quien empezaba a mostrar su potencial en el juego de peones, reinas y del ‘jaque mate’, cuando apenas tenía cinco años de edad.

Sin embargo, no llegaron a sentarse en la misma mesa a disputar un partido de ajedrez. El hombre de la política, quien en ese entonces era un adulto de 53 años, disfrutaba los movimientos de la infante con las fichas desde una distancia prudente para la concentración de la jugadora.

'Humberto admiraba mucho la astucia de Isolina con sus estrategias. Creo que ella jugaba mejor que él', estima María del Socorro sin un asomo de sonrojo en su rostro al momento de destacar el talento de la ajedrecista.

Como ejemplo en el Deporte Ciencia, Isolina tenía a sus padres, quienes fueron campeones departamentales de Bolívar. Su padre, Jorge Majul, ofició como el entrenador personal en campeonatos nacionales e internacionales.

Ostenta en su vitrina 21 títulos nacionales y fue reconocida como Maestra Internacional en 1997, en Guatemala.

Precisamente fue gran parte de ese palmarés el que terminó por convencer a Salcedo de regalarle su biblioteca de ajedrez a Isolina, cuando pasaba por los 11 años de edad. El poco tiempo libre que le dejaba la ingeniería civil, el Ministerio y la familia para repasar algunas páginas de cinco a seis libros, como antes, le motivaron a una idea 'generosa'.

Intentos fallidos

El cumplimiento de esa promesa no fue nada fácil para Humberto Salcedo Collante y su familia. Cuando el ingeniero decidió buscar a la 'niña talento', no le fue posible encontrarla. No tenía contacto telefónico y, si contaba con la dirección de su residencia, tampoco la hallaba allí. Por sus constantes viajes para participar en torneos de ajedrez, no tenía un hogar fijo.

La última vez que el barranquillero vio a la sincelejana fue en 1984, cuando esta tenía 11 años. El esposo, padre de dos hijos, abuelo de cinco nietas y bisabuelo de dos bisnietos falleció el 29 de noviembre de 2015 en Barranquilla por un cáncer de riñón.

Su familia asegura que el cuerpo de Humberto Salcedo se ausentó del espacio terrenal, pero dos años y medio después de su muerte mantiene el alma en su biblioteca, donde no solo se conservaba el centenar de libros de ajedrez, sino también literaturas políticas y de ingeniería. Además, la mesa de ajedrez diseñada bajo los reglamentos que exige la norma, donde solía jugar con sus amigos.

'Mi abuelo nos dejó el amor por la lectura', dice Camila González.

Recientemente, Isolina Majul logró comunicarse con María Beatriz, hija del ingeniero, para consultar si la promesa seguía en pie a lo que, del otro lado del teléfono, la respuesta fue un sí unánime por los miembros de la familia.

El pasado 2 de agosto, el atardecer de Barranquilla, que se asomaba por uno de los ventanales de la vivienda del exministro, fue testigo privilegiado de una promesa cumplida, 34 años después.

Isolina recibió la biblioteca de ajedrez entregada por María del Socorro, en medio de la emotividad, la alegría y la certeza de que por fin se lograba lo que el político había prometido. 'La entrego con mucha nostalgia, pero con orgullo; interpretando el deseo de Humberto. Sé que donde está, está feliz', indica la viuda entre lágrimas que recorren sus mejillas.

Entre tanto, la Maestra Internacional sostiene que ahora con la donación concretada, no solo se beneficia ella, sino alrededor de 100 niños y jóvenes inscritos en la fundación Isolina Majul, que busca la difusión del ajedrez y la integración de los menores.

En su concepto, más allá de la entrega física, tiene un reconocimiento espiritual, viniendo de una persona muy importante para el Departamento y el país. 'Es una enorme contribución a los niños', explica Majul, quien también se desempeña como docente de Tecnología en el Colegio Karl Parrish.

La entrega tuvo como 'testigo' un retrato de Humberto Salcedo Collante. Su familia sostiene que ahora descansa en paz por la satisfacción de cumplir con una promesa que ni la muerte pudo impedir.