A las nueve de la mañana no había sonado la campana. A las cuatro de la tarde, todos bien puestos, nadie mal sentado. A las seis de la tarde, ninguna página impresa ni terminada.
El día previo a los 85 años es sin duda atípico en la sala de redacción, especialmente porque los periodistas están vestidos de blanco. Demasiado limpios todos. Por lo general, uno que otro anda con los zapatos sucios, con el cabello alborotado, corriendo agitado, mal bronceado o algo sudado. Ese sudor valida una parte de la reportería de cada día, es la marca de los recorridos por los municipios del Atlántico, el río Magdalena, los barrios de Barranquilla, los eventos deportivos, la calle y las salidas. En fin, el trajín diario de un periodista.
Pero como decía antes, este viernes es distinto. EL HERALDO celebra por anticipado su cumpleaños y la sala de redacción respira otro aire: uno más blanco, más limpio y festivo. Entre pudines y discursos. No durará mucho, pues aunque la campana no suene a la hora habitual o se retrasen las entregas, o se corra más o menos, el periódico siempre sale. Sin importar lo que pase.
Suena la campana
Si hay que escoger un comienzo, sería el sonido de esa copa invertida y ahuecada que invita a los editores a sentarse en una mesa a debatir y proponer los temas que se publicarán al día siguiente.
Pero el día para la redacción, debo decir, comienza mucho antes. Por ejemplo, para la editora de la sección Locales, Denis Contreras, inicia mientras alista a su pequeño hijo Alejandro, de diez años, para ir al colegio cada madrugada. Denis se pone las chancletas de baño y escucha las noticias en la radio, curiosamente mientras ve el noticiero en la televisión. Se ha entrenado para, al mismo tiempo, dar órdenes, gestionar y hacer entrevistas por teléfono, responder mensajes y escribir notas. Es decir que, antes de arribar al periódico, el trabajo de Denis –como muchos–ya ha empezado.
Regresemos al consejo del viernes atípico. Marco Schwartz, el director del periódico, escucha una a una las noticias que cada editor prevé para su sección. Primero se comparten las tendencias del momento en las redes sociales: que la nota sobre los BTS (Bangtan Boys), es una de las más leídas y que incluso la periodista ha recibido mensajes de agradecimiento hasta en coreano, que el dólar en Colombia continúa en aumento, en la Fiscalía buscan procesos para evitar posible libertad de Garavito y que Colombia subió tres puestos en el ranking Fifa, por citar algunos ejemplos.
Mientras esa conversación toma fuerza, mientras se define qué magnitud cobra cada tema en el papel o en la web, qué recursos se usan, qué fuentes se consultan y quién hace qué, un grupo de periodistas se capacita en la escuela Olga Emiliani. Allí, el escritor y poeta Joaquín Mattos Omar enseña sobre la forma correcta del lenguaje. Discuten, por ejemplo, que el periódico se debería escribir con un lenguaje coloquial, pero siguiendo los lineamientos del lenguaje culto. ¿Es carro e’ mula o vehículo de tracción animal?, se preguntan.