Jorge Enrique Pizano, quien fuera testigo clave en el caso de Odebrecht y que por estos días se convierte, después de su muerte, en el centro de una de las noticias más importantes a nivel nacional, tuvo un paso de seis años por la empresa Triple A y vivió en Barranquilla junto a su familia.
A comienzos de la pasada semana se conoció una entrevista que concedió Pizano a Noticias Uno, y unos audios a distintos medios de comunicación en donde habla de posibles irregularidades en los contratos de Ruta del Sol II, obra a cargo del consorcio conformado por Odebrecht y Corficolombia, del Grupo Aval.
A solo tres días después de fallecer el ingeniero civil por un aparente infarto, su hijo Alejandro Pizano murió debido a envenenamiento con Cianuro.
En Barranquilla
Jorge Enrique Pizano llegó a la capital del Atlántico entre finales de 1998 e inicios de 1999 y se fue para Bogotá en 2004. Germán Sarabia, quien perteneció al Grupo Inassa (accionista de Triple A) y quien fue cercano a Pizano en ese entonces, lo describe como un hombre 'respetuoso, amable, conciliador, acelerado, nervioso, ansioso y muy trabajador'.
Dice que durante el tiempo que estuvo en Barranquilla, Pizano vivió en el edificio El Encanto, ubicado en la carrera 53 con calle 90. Los hijos del ingeniero civil estudiaron en esos años en un colegio bilingüe también del norte de la ciudad.
Pizano tenía un buen sentido del humor, dice, y recuerda que cuando este se presentaba lo hacía de una forma particular, que hasta un lema tenía. 'Él decía: Mucho gusto, Jorge Enrique Pizano, soluciones a la mano'.
Sarabia recuerda que el ingeniero Pizano logró aclimatarse bien en la ciudad y se adecuó a las costumbres barranquilleras: iba a los carnavales, bailaba en las comparsas vestido de monocuco, se hizo al medio y cosechó muchos amigos.
'A él le gustaba trabajar hasta altas horas de la noche en la compañía. Era un hombre responsable, dedicado y muy familiar', asegura. Como prueba de lo anterior cita la anécdota de una vez que lo hizo viajar a Bogotá, un sábado a las 7:00 de la mañana, para firmar un contrato, puesto que el ingeniero se encontraba compartiendo con su familia y no quería perderse ese momento.
'Él tenía que firmar un contrato porque era el representante, lo llamé y le dije. Pizano estaba con su familia en una finca en Subachoque, pero no quería dejarlos tirados, entonces me hizo coger un avión para Bogotá, llegué al aeropuerto El Dorado y me estaba esperando un carro, me llevaron a la finca, llegué allá con el contrato, me firmó y luego me invitó un ajiaco con la familia', relata Sarabia.
Agrega que Pizano era de esas personas aceleradas y que cuando le daban un documento de 50 páginas, ya en la tercera página cerraba el documento y decía: 'Bueno, cuéntame tú que dice el documento, que yo no me pude leer toda esta vaina'.
Cargos en la empresa
Jorge Enrique Pizano llegó a Barranquilla a ocupar el cargo de gerente general de AAA Servicios S.A., empresa del Grupo Inassa que se creó para manejar los negocios de la compañía en el exterior. Fue una empresa que existió desde el año 2000 al 2005 e hizo convenios en República Dominicana, Ecuador y Venezuela.
Pizano solo estuvo tres años en AAA Servicios S.A. De allí pasó a la Gerencia de Aseo en Triple A S.A. E.S.P. en la que permaneció también por tres años, hasta 2004, cuando renunció.
Hay versiones encontradas sobre su salida de la empresa de acueducto, alcantarillado y aseo de Barranquilla. Según distintos medios de comunicación se debió a que él estaba en desacuerdo con algunas actuaciones de los directivos y se cansó de los manejos administrativos que estos le daban a la compañía.
Por su parte, Germán Sarabia explica que Pizano salió de Triple A por motivos de cambio de directivos, con la entrada y adquisición accionaria de la española Canal de Isabel II en la empresa.
'Pizano se retira de la empresa porque a él lo había contratado Francisco Olmos. Él entró en la etapa en que la empresa era de Aguas de Barcelona y cuando empieza a llegar Canal de Isabel II, en el 2002, ya era otra gente la que trajo Canal y esos grupos cambian de directivos y entonces él ya no estaba en los planes del Grupo', afirma Sarabia.
Supuesta denuncia
Durante la estancia de Jorge Enrique Pizano en la empresa Triple A, uno de los episodios más sonados fue una supuesta denuncia que presentó en 2004 ante la Fiscalía General de la Nación, en donde exponía unas presuntas irregularidades cometidas por el entonces Gerente general de Triple A, el español Francisco Olmos.
En la misiva que al parecer fue enviada al fiscal de turno, Luis Camilo Osorio Isaza, el ingeniero civil habría declarado que Olmos se 'auto pagaba una comisión del 8% en todos los contratos'.
De igual manera, según la supuesta denuncia, afirmaba Pizano 'los manejos realizados en las empresas por parte de Francisco Olmos ocasionaron un gran detrimento económico en AAA de Barranquilla S.A. E.S.P. y al Distrito de Barranquilla. En estos actos se violaron normas legales, estatutarias y la ética española y colombiana'.
Sobre esto, Francisco Olmos explicó en su momento que la Fiscalía, a través de una Resolución, se inhibió de abrir investigación penal en su contra, poniendo fin al proceso por 'falsa denuncia'.
Esta hipótesis fue apoyada por Germán Sarabia, ex funcionario de Inassa, en donde dice que: 'A Pizano le falsificaron la firma, le dijeron que había presentado una denuncia contra Francisco Olmos —quién era el presidente del Grupo en ese entonces— y resulta que se demostró y él mismo fue a la Fiscalía y dijo que no era la firma de él y que se la habían falsificado'.
Aguas de Bogotá
Entre 2005 y 2008, Jorge Enrique Pizano regresó a la capital del país, donde gerenció Aguas de Bogotá, filial de la empresa de Acueducto y Alcantarillado distrital. Allí se desempeñó como Gerente en 2008.
En ese momento le expresó a los medios de Bogotá que el reto fundamental era abastecer a una ciudad con '8 millones de habitantes con un servicio eficaz y de calidad'. Y que la prioridad sería el saneamiento del río Bogotá. Le correspondió sacar adelante numerosas licitaciones, entre ellas la del túnel Tunjuelos-Canaos, en 2009. Para esta obra, cuyo costo ascendía a los $244.000 millones, se presentaron tres consorcios. El día de la audiencia solo quedó una propuesta.