Ser un barrio de 210 manzanas y uno de los más grandes de Barranquilla, le significó a El Bosque dividirse por sectores, una iniciativa estratégica de sus mismos habitantes para evitar que alguien se perdiera entre los callejones enmontados y llenos de barro, problemas que dejaron de ser motivo de preocupación, pero que ahora son reemplazadas por la inseguridad y los arroyos convertidos en basurero.
Para los 22.208 residentes que tiene este barrio de la localidad Suroccidente de Barranquilla, los sectores se conocen como puntos referentes conocidos con nombres particulares 'para indicarle a alguien un destino en particular dentro del barrio', según indican.
Precisamente estos puntos son Brisas, El quiosco de los guineos, El canal, La cruz roja, Cinco y seis, La piedra y San Martín.
'Esos nombres fueron puestos por choferes de bus que venían del Centro y los mencionaban así para identificar la ruta a los pasajeros. En el pasado nadie se guiaba por las direcciones y esta fue la solución. Usted sabe que los costeños siempre le ponemos gracia a todo (risas)', manifestó Alberto Mercado Reales, quien tiene 53 años de estar viviendo en este barrio.
Tal como lo menciona el carpintero, uno de esos puntos populares es San Martín, que más allá de convertirse en un sitio de encuentro con música, bebidas y baile, su historia se concentra ahora en la desaparición del monumento que habían montado los habitantes en la esquina de la Cordialidad con calle 76.
La escultura hecha con yeso era un homenaje a Martín de Tours, una figura religiosa por la que cada 11 de noviembre se celebraba junto a su monumento una fiesta que impulsaba una asistencia masiva y era amenizada por picós de Cartagena.
¿Caballo o burro?
Ante el precario estado en que se encontraba el monumento, causado por el avance del tiempo y la falta de mantenimiento, la imagen fue desmontada por primera vez hace ocho años para hacerle los mantenimientos pertinentes, acto que ilusionó al vecindario.
Sin embargo, el resultado, dos semanas después, generó sorpresa en los habitantes, ya que el caballo en el que estaba montado San Martín fue 'reemplazado' por un animal que aparentaba ser un burro, de acuerdo con las declaraciones de Franco Montilla.
'La verdad es que sí tenía parecido con un burro, pudo haber sido un error de diseño sin malas intenciones', dijo el líder comunal.
Como el 'error' no fue bien recibido por los moradores, la escultura fue objeto de actos vandálicos: rayones, ataques a piedra y extracción de sus partes, poco a poco, hasta no quedar nada.
Aunque la escultura sí dejó un índice de que por ahí sí estuvo, pues Javier Angulo Llanos se quedó con la cabeza original del caballo 'para recordar los mejores momentos de San Martín'.