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La Navidad y el fin de año son una época esperada con ansias por muchos. Las reuniones familiares, las vacaciones y las compras suelen ser motivo de emoción y alegría, pero los gastos en que se incurre para financiar estos momentos pueden terminar volviéndose un problema serio apenas concluye la temporada.

Por eso lo ideal es programarse adecuadamente estableciendo, primero, con qué recursos económicos se cuenta y, luego, determinando cuáles son las prioridades. De ninguna manera se puede dejar de pensar en los compromisos posteriores, como el caso de las familias con niños y jóvenes en edad escolar que requieren también presupuestar los requerimientos escolares del nuevo año. 

A propósito de la llegada de esta esperada temporada, el neuropsicológo Pedro Puentes Rozo, investigador de la Universidad Simón Bolívar, advierte que cuando se compra de manera irracional o descontrolada es probable no solamente que se les presenten a las personas problemas económicos sino también de salud, y cita como ejemplo el hecho de que en países como Estados Unidos, la obesidad en los niños causada por la ingesta excesiva de la llamada comida chatarra, que se volvió muy popular y comercial pese a que este tipo de productos generan adicción. Algo similar puede pasar con las compras de otros artículos.

'Soy neurocientífico y hay una línea de la neurociencia que cuestiono y es el neuromarketing, que es algo así como estudiar los cerebros para hacer que compren; por eso pienso que se debe promover una nueva línea para inducir al consumo regulado. Indudablemente que nuestra economía es de mercados pero no la podemos responsabilizar de eso, la globalización nos lleva a consumir pero podemos ser consumidores regulados', sostiene. 

El académico, que lidera el grupo de investigación Neurociencias del Caribe, se refiere a la línea delgada que separa a quienes compran de manera desmedida de los compradores compulsivos, de los que dice que son las personas que tienen que adquirir productos de forma irreflexiva e irreprimible, incluso sin distingo de temporada. Simplemente ver una vitrina decorada o tener dinero en el bolsillo resulta la motivación perfecta para gastar, es decir, que tienden a comprar cosas sin necesidad, que quizás les sirvan pero no las requieren en ese momento. Pueden llenarse de zapatos, camisas o cualquier otro artículo, sin que los necesiten; no se abstienen si ven el anuncio de una oferta o promoción especial, porque la aprovechan sin mucho análisis. 

Además plantea que ser comprador compulsivo 'es un trastorno porque aunque están sin dinero tienen que comprar y terminan endeudados; hoy en día el mercado sabe eso, los analistas saben eso, y te llaman a ofrecerte tarjetas de crédito sin cuota de manejo, por ejemplo, y en este caso quienes actúan impulsivamente compran y compran, pero cuando reaccionan su capacidad de endeudamiento está colapsada y eso les genera grandes problemas'.

Su planteamiento sobre el consumo controlado o regulado lo compara con lo que ha sucedido con el tabaco que, después de generar diversos líos judiciales por los efectos causados a los consumidores, se comercializa con la advertencia expresa a los compradores sobre los efectos que puede generarles en la salud. Si la persona toma la decisión de fumar lo hace teniendo en cuenta esa información sobre los riesgos que corre. En el caso de los compradores, sería conveniente enseñarles mecanismos para regularse, adquirir las cosas de manera inteligente y teniendo siempre en cuenta sus condiciones financieras.

Consumo inteligente

La figura del consumidor inteligente no se circunscribe a la adquisición de productos a los mejores o más bajos precios del mercado. Hay otra serie de factores que influyen para que la compra de bienes y servicios sea conveniente y llene las expectativas de quienes la realizan. En esta época es importante tenerlos pendientes para disfrutar sin lamentaciones posteriores. 

La Superintendencia de Industria y Comercio, en su página web, ha expuesto recomendaciones para el consumo inteligente de cualquier producto o servicio, como: 

Exigir siempre la factura o recibo. Puede necesitarla para un posterior reclamo.

Al realizar una compra debe percatarse de que el valor anunciado corresponda al precio total del producto, incluido los impuestos o cualquier cargo adicional a que hubiere lugar, es decir, debe incluir el IVA.

Observar bien el contenido neto de un producto y el tamaño de su envase. Pueden presentarse diferencias.

Revisar las especificaciones técnicas de los productos y solicitar la entrega de los correspondientes manuales e instrucciones de uso.

Prestar atención especial a las promociones pues en el momento de la compra se deben satisfacer los ofrecimientos.

Verificar los precios de los bienes que se adquieren antes de pagar.

Analizar las diferentes ofertas y comparar precios, cantidades y calidades, ello puede significar un ahorro.