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Miles de ciudadanos oriundos de Soledad y Barranquilla se acercaron desde la mañana de ayer a reclamar el subsidio de Familias en Acción y una tarjeta bancaria en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez.

A pesar del inclemente sol, los beneficiarios rodearon parte de la Unidad Deportiva y Recreativa Pibe Valderrama hasta la entrada de la tribuna norte del escenario deportivo. Con sombrillas y buzos soportaron la alta temperatura mientras esperaban su turno.

Una de ellas fue Mónica Pallares, quien llegó al lugar desde las 6:00 a.m. y hasta antes de mediodía aún se ubicaba en la zona externa del Metropolitano y exigió un 'mejor trato' por parte del organismo correspondiente.'Antes no era así, ahora es un desorden. Me tengo que cubrir con esta caja o sino el sol me vuelve nada. Ojalá y valga la pena la fila con el subsidio que gastaré en los útiles escolares de los niños', manifestó la ama de casa oriunda del barrio El Pueblito.

Del panorama alrededor del estadio hicieron parte vendedores de bebidas refrescantes y miembros de la Defensa Civil, que hasta el mediodía atendieron 10 incidentes por desmayos, presión alta, hemorragia vaginal y ataque epiléptico, según registró la autoridad.

Esto último lo sufrió Marly Gloria Rodelo, una ama de casa que arribó al lugar de la convocatoria a las 7:00 a.m. y, a medida que la temperatura aumentaba, sufrió quebrantos de salud que la obligaron a dejar la fila en camilla y recibir el incentivo tras ser atendida de manera prioritaria al interior del estadio. 'Constantemente sufro de ataques de epilepsia, pero debo venir porque es una diligencia personal', dijo la mujer proveniente del barrio La Manga después de reclamar los $25.000 del subsidio y una tarjeta bancaria en la que cada dos meses le será entregado el incentivo, por la educación de su único hijo de nueve años.

Cabe recordar que el valor del subsidio entregado varía desde los $25.000 hasta los $400.000, según el cumplimiento de requisitos del beneficiario, tales como la asistencia del niño a los Controles de Crecimiento y Desarrollo, y la asistencia a clases.

Otro caso fue el de Mabelis Sanabria, quien madrugó a las 5:00 a.m. y siete horas después le entregaron el subsidio en efectivo. Tiene una hija que estudia en Las Moras, donde también residen y compartió su 'lenta' experiencia en esta jornada.