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En las últimas semanas los medios de comunicación han anunciado la existencia de un islote frente al Malecón (entre el K13 y el K18), o mejor, una sedimentación interna propia de procesos fluviales en curvas. Con el objetivo de explicar su existencia, y dada la importancia de la estabilidad morfológica del río para su navegación y el desarrollo portuario y turístico, desde el Instituto de Estudios Hidráulicos y Ambientales (Ideha) de Uninorte y su Observatorio del Río, presentamos un análisis de las causas potenciales de dicha sedimentación para proponer un plan de acción para el monitoreo, intervención planificada y mantenimiento del canal navegable en el sector.

Los antecedentes

En los últimos 8 años, el río Magdalena ha tenido cambios morfológicos importantes entre el sector de Calamar y Bocas de Ceniza, que han sido inducidos por distintas causas fluviales o fluviomarinas, dependiendo del sector. Los cambios morfológicos son propios de la dinámica natural de los ríos y sus ciclos dependen principalmente del régimen hidrológico, la concentración de sedimento, las condiciones hidrodinámicas y las características geológicas y geomorfológicas de cada tramo. Sin embargo, cuando hay eventos extremos, alteraciones importantes en la cuenca como la deforestación, o la construcción de estructuras hidráulicas, las condiciones hidrosedimentológicas puede ser modificadas lo suficiente como para generar cambios morfológicos importantes, algunos deseados y otros no.

La Niña 2010 – 2011 y el Puente Pumarejo

Entre 2010 y 2011 ocurrieron cambios morfológicos fuertes en los primeros 115 km del río debido al Fenómeno de La Niña, entre los cuales se destacan: Guáimaro con una alta dinámica del cauce hacia la margen derecha; Isla Rondón la cual pasó de 1,680 m a solo 960 m de longitud (cambiando el ancho de la sección predominante de uno de los brazos de la isla de 700 m a 1,400 m y causando una reducción en la velocidad de flujo en ese sector); y la Isla Cabica donde hubo un cambio en la distribución del caudal de sus brazos y fue necesario trasladar el paso subfluvial de la tubería de gas por el riesgo de falla. En ese sector, actualmente las corrientes inciden casi frontalmente sobre el dique de la vía de la prosperidad en el departamento de Magdalena.

Ahora bien, la gran masa de material erosionado (predominantemente arenas) entró a la corriente del río y ha sido arrastrada con menor velocidad que la velocidad promedio del río, depositándose en sectores con baja corriente. Este proceso de arrastre puede tomar meses o años en mover el sedimento algunos kilómetros aguas abajo.

Por su parte, la construcción del nuevo puente Pumarejo, que inició en el 2015, generó una socavación local en el fondo del lecho causada por efecto de las pilas, lo cual ha sido claramente identificado y contemplado como parte de la construcción de puentes. Este material también ha sido resuspendido del lecho y arrastrado aguas abajo. Sin embargo, la masa del material socavado localmente por las pilas es mucho menor al material erosionado por el río debido a los cambios morfológicos ocurridos en el 2010-2011.