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Con algunas rejas oxidadas, otras robadas, la pintura exterior deteriorada y las puertas cerradas se mantiene la iglesia de San José, ubicada en el centro de Barranquilla. El templo, uno de los más tradicionales de la ciudad, cerró sus puertas en septiembre de 2015 y hoy, casi cuatro años después, sigue clausurado para feligreses y visitantes.

'Mucha gente se acerca por acá los domingos y pregunta si hay eucaristía, pero nos toca decirles que no porque nadie sabe lo que le pasó a la iglesia', dijo Tatiana Herrera, vendedora en la plaza de San José desde hace más de 30 años. Como ella, son varios los transeúntes que se preguntan por el estado actual de la iglesia, que permanece cerrada.

Los daños, según explicó el sacerdote Carlos Revelo, de la orden de los jesuitas, los encargados del templo, están en la estructura del techo, pues hay 'constantes desprendimientos de losas que caen de gran altura en las naves laterales', según indicó. 

Según el sacerdote, la iglesia de San José, construida en 1912, cerró sus puertas 'por el alto riesgo que esta situación implica a los feligreses'.

'El desprendimiento de la losa del techo implica un riesgo muy grande para los visitantes, por eso se decidió cerrar el templo', manifestó Carlos Revelo, quien además aseguró haber tenido inconvenientes para cerrar dos ventanas de la iglesia, pues son muy altas y el estado de la estructura 'no permite subir hasta allá'. 

Por otra parte, el sacerdote denunció que los vidrios están rotos y por ahí ingresan 'palomas y hasta goleros que hacen de las suyas dentro del templo'. 'Voy a solicitar a los bomberos el favor de facilitarnos una máquina con su escalera, para poder cerrar las ventanas antes de que empiecen las lluvias', dijo.

A las afueras de la iglesia, ante la ausencia de rejas en algunas de las zonas, se han asentado algunos indigentes. Además, sobre el suelo hay plumas de palomas y manchas producto de los desechos de estos animales. 

La plaza de San José, en donde hay un CAI de la Policía, es ahora la sede de varios comerciantes que se han ubicado en las cercanías de la iglesia. Junto a la Biblioteca Pública Departamental Meira Delmar, otro de los edificios insignia de la zona, la iglesia se destaca no solo por su historia, sino también por lo incierto de su futuro.

Una de las comerciantes de la zona, Tatiana Herrera, dijo que 'en Semana Santa llegaron muchos turistas y feligreses locales, pero no pudieron entrar'.

'Acá llegaron preguntando, como todo el mundo, pero ya se dice que esta iglesia no existe, que se está cayendo. Lástima porque, para mí, es la más linda de Barranquilla', expresó.

Los candados que cubren las puertas están oxidados y, junto a los barrotes, son la primera parte del cierre, seguido por la clausura de los portones de madera.

El interior

El altar, las pinturas y el mobiliario está 'cubierto y en buen estado', según manifestó el padre Revelo. Aunque, indicó, pronto bajarán los cuadros y las obras de arte, pues —ante el temor por la temporada de lluvia— serán guardados en un sitio más seguro.

Además del mobiliario, la cúpula de la iglesia de San José, una de las más importantes de la ciudad junto a San Nicolás y San Roque, es descrita por el economista y miembro de la Academia de Historia de Barranquilla, Rodolfo Zambrano, como 'hermosa e imponente'. Según expuso, el interior de la iglesia 'se encuentra en perfecto estado, a pesar de que con el pasar de los años la pintura del exterior se haya deteriorado'.

La iglesia, que tiene una cripta con cerca de 320 restos ubicada debajo del púlpito, tiene placas de personajes 'muy destacados', según indicó Rodolfo Zambrano. Además, sus 12 vitrales cuentan la historia de José, padre adoptivo de Jesucristo.

Justo en frente, años atrás quedaba el Colegio San José, en donde se formaron grandes personajes de la historia colombiana como Gabriel García Márquez, bajo el tutelaje de los padres jesuitas.

'Hemos solicitado el apoyo del Distrito y la Gobernación para restaurar este templo, uno de los más icónicos de Barranquilla. Actualmente, con monseñor Pablo Emiro Salas estamos adelantando nuevos diálogos con las administraciones gubernamentales, para ver qué se puede hacer para poder abrir las puertas una vez más', manifestó el sacerdote Carlos Revelo.