Hacia las 8:40 de la mañana del jueves 2 de mayo, cuando los patrulleros Elkin Díaz y Wilmer Lindarte se desplazaban por la calle 30 con carrera 21, al suroccidente de Barranquilla, fueron sorprendidos por los aullidos de un perro.
'El canino, al parecer, cayó por el canal del arroyo', narró el patrullero Díaz para la línea de Wasapea a EL HERALDO.
'El perrito no podía moverse estaba atrapado entre la maleza, en un pedazo de tierra. Esa escena me partió el corazón', seguía contando el patrullero.
Lo que vino después fue la odisea. Sin cuerda ni ninguna protección, Elkin bajó la paredilla, pero quizás, por su instinto de supervivencia o temor, el perro solo atinó a ladrar una y otra vez, cuando el patrullero intentaba acercarse, mientras que a los moradores se les escuchaba a lo lejos un 'tranquilo, mijo', refiriéndose al perro.