Sin hojas de papel ni lapiceros; ni despachos ni computadores. Así trabajan los jueces de Paz de Barranquilla, según las denuncias hechas por algunos de los 58 que fueron elegidos democráticamente hace dos años para un periodo de cuatro años.
'Nos prometieron que nos iban a ayudar con recursos y materiales para nuestro trabajo, pero eso nunca ha sucedido', manifestó Juan Álvarez, vocero de estos conciliadores.
'Cuando fuimos elegidos, hace dos años, el Distrito y el Consejo Superior de la Judicatura nos prometieron recursos para nuestro trabajo. No pedimos un sueldo, pedimos herramientas para poder seguir ayudando a la gente', indicó Álvarez, juez de Paz de la localidad de suroccidente.
Distribuidos en las cinco localidades de la ciudad, los 58 jueces de paz y reconsideración pertenecen al poder judicial de Colombia. Su función, la de conciliar disputas entre ciudadanos, resulta de vital importancia para esta rama del poder nacional, pues son ellos los encargados de descongestionar a otros despachos como los juzgados de pequeñas causas, atiborrados de casos, y las inspecciones de Policía. Estas instancias son a las que, generalmente, acuden los ciudadanos para conciliar casos de menor cuantía.
Aunque reconocen que su trabajo es ad-honorem, por lo que no reciben honorarios, los jueces de Paz dicen que han solicitado a la Alcaldía de Barranquilla y al Consejo Superior de la Judicatura que les den la mano en estos temas.
'Varias veces nos han convocado para hablar del tema y siempre es lo mismo: puro contentillo y nada de certeza. El Distrito nos prometió que nos iban a dar herramientas para trabajar, nosotros solo pedimos hojas, lapiceros, un computador y los despachos para ejercer nuestras funciones', agregó Virgilio Montaño, juez de paz de la localidad Suroriente.