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Mucho se ha dicho sobre la problemática ambiental relacionada con Hidroituango, especialmente después de la emergencia del año pasado. Pero existe una mezcla de información respecto a problemas asociados a la emergencia vivida y los problemas ambientales que atañen a cualquier proyecto hidroeléctrico. 

Para entender mejor esa diferencia, resulta conveniente separar esas dos condiciones: por un lado, la problemática relacionada con el proyecto hidroeléctrico per sé, y por otro lado la problemática ambiental resultado de la emergencia en Hidroituango. 

Para empezar, cualquier proyecto de generación hidroeléctrica convencional implica la construcción de un dique que permite embalsar las aguas para crear una diferencia de altura que permite convertir energía potencial en energía cinética, es decir el movimiento de unas turbinas que a su vez generan energía eléctrica. En esos casos, las afectaciones al entorno natural están principalmente relacionadas con la conectividad hidráulica del río o corriente y con el cambio en el uso del suelo del embalse.  

'Al construir un dique no sólo se retiene el flujo de agua, sino que se retienen también sedimentos y flujos de nutrientes, que hacen parte del desarrollo natural de los sistemas de agua dulce. Algunas especies de peces tienen ciclos biológicos que los llevan a viajar por la red de ríos, quebradas y ciénagas en diferentes etapas de su vida y, por ello, la interrupción de la corriente bloquea el tránsito de individuos y comunidades, poniendo en riesgo ciclos reproductivos y el equilibrio ecológico de la corriente'. Así lo explica el ingeniero ambiental y sanitario, César Cardona Almeida, profesor investigador de la Universidad de la Costa.  

Según Cardona, quien también es magister en Hidrosistemas y PhD en Ingeniería, cuando se analizan los regímenes de arrastre de sedimentos aguas abajo, la cantidad de estos cambia debido a la represa y ello puede modificar las orillas de la corriente e incluso el cauce. Los caños y las ciénagas aledañas pueden sufrir sedimentación y taponamiento, o erosión y desaparición. A estos cambios se les llama procesos geomorfológicos. 

Impacto social y económico

 Existe un problema poco conocido y es la afectación de pulsos de inundación aguas abajo del embalse. En el caso del río Cauca, sobre el cual se encuentra ubicado el proyecto hidroeléctrico Hidroituango, entre el municipio de Ituango y el corregimiento de Puerto Valdivia, en Antioquia, el afluente tiene una dinámica lateral muy rica en el sector de la Mojana y alimenta sistemas cenagosos y caños en procesos útiles para actividades agropecuarias, pesqueras y en procesos ecológicos. 

'Una hidroeléctrica cambia completamente los pulsos de desbordamiento o de inundación, pues la liberación de agua está estrechamente ligada con el mercado energético, y como resultado, los patrones de desbordamiento y fertilización se alteran. Así pues, la interrupción de la corriente deriva en alteraciones ecológicas, hidráulicas, morfológicas y las resultantes afectaciones a las actividades humanas asociadas a la pesca, la agricultura o la vivienda', indica el investigador de la Universidad de la Costa. 

Agrega que antes del embalse o aguas arriba, los problemas son generalmente de tipo socio-ambiental y tienen que ver con el cambio de las actividades económicas de las comunidades y el cambio del uso del suelo y el paisaje, pues pasa de ser un sistema mixto agrícola y forestal a una superficie cubierta de agua en su totalidad.  

Cardona afirma que estas problemáticas son esperadas y conocidas en los proyectos de infraestructura. Y que la ley colombiana obliga a las empresas a destinar recursos para el manejo de tales impactos, según los requisitos establecidos en los planes de manejo ambiental para este tipo de obras. Aun así, muchos debates y disputas se presentan entre las partes involucradas (gobierno, comunidades y empresas de generación eléctrica).

Proyecto Hidroituango

El proyecto hidroeléctrico de Ituango - Hidroituango es considerado el megaproyecto de generación eléctrica más grande del país, a cargo de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), con un potencial de generación de 2.400 MW a partir del aprovechamiento de las aguas del río Cauca, en su tramo medio.  

El proyecto, como es de esperarse, ha generado cambios en el entorno natural y sobre las comunidades campesinas que habitaban las 3.800 hectáreas destinadas al embalse. Una emergencia constructiva se registró el 28 de abril de 2018, al taponarse los túneles de desviación del embalse antes de terminar la presa. Posteriormente, varios episodios de taponamiento y destaponamiento llevaron a tomar la decisión de inundar la casa de máquinas, estructura destinada a la operación de las turbinas que sufrió enromes pérdidas, pero salvó a la presa de su colapso total y de una catástrofe socio-ambiental sin precedentes.  

Las consecuencias de ese evento y de los meses siguientes, están relacionadas con la cantidad de agua en el río Cauca después de la presa. Desde caudales casi inexistentes -algo que nunca había ocurrido en un río como el Cauca- hasta caudales que duplicaban lo previsto en cuestión de minutos. Esas circunstancias generaron picos de inundación, arrastre de sedimentos, socavación de orillas, cambios geomorfológicos, muerte de peces y déficit en el abastecimiento hídrico, afectando de manera importante las dinámicas ecológicas y por tanto económicas de las comunidades aguas abajo del embalse. 

Implicaciones futuras

 En opinión del ingeniero y experto en hidrosistemas, César Cardona, sin contar el riesgo de colapso de la presa o las pérdidas económicas, los impactos por la emergencia están relacionados con variaciones extremas y no controladas del caudal o cantidad de agua que se deja pasar hacia el río.  

Si bien los problemas ocasionados por la emergencia de Hidroituango no fueron previstos por el proyecto, es claro para todos que no se deberían repetir. Y aunque se desconocen todos sus efectos en el ecosistema y los sistemas productivos, se espera cierto nivel de recuperación. Por el contrario, un proyecto hidroeléctrico en sí ocasiona impactos y cambios previstos pero que son permanentes, con lo que los sistemas ecológico y productivo cambian drástica y definitivamente.

En opinión de Cardona, es indispensable poner en una balanza los beneficios y costos de este tipo de proyectos. 'No podemos criticarlos con autoridad moral o ambiental si, por ejemplo, en nuestras ciudades usamos aires acondicionados, trenes o carros eléctricos, dos bancos de batería para el celular y dos equipos de cómputo por persona', expone, resaltando que los proyectos hidroeléctricos son una de las tecnologías disponibles que se deben estudiar y aprovechar de manera sostenible, pero entendiendo que la transición hacia tecnologías más sostenibles, implica esfuerzos importantes en nuevos desarrollos y conocimiento.