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Seguramente en varias oportunidades ha escuchado o leído noticias relacionadas con el canal de acceso al Puerto de Barranquilla y su problemática.

Inclusive, ya se le debe hacer familiar titulares como: 'Baja el calado autorizado para el canal', 'Desvían dos embarcaciones por restricciones en el puerto' o 'Declaran urgencia manifiesta para dragar el río Magdalena'. 

Por si no lo sabía, lo cierto es que estas restricciones tienen implicaciones graves para la economía de la ciudad y directamente para su bolsillo. Sí, así como lo está leyendo: ¡para su bolsillo!. 

Antes de entrar en materia comencemos con un poco de historia. Barranquilla es considerada un Distrito Industrial y Portuario. Gracias a su privilegiada ubicación, a pocos kilómetros de la desembocadura del río Magdalena con el mar, ha sido denominada desde décadas atrás como la ‘Puerta de Oro de Colombia’ al ingresar por este territorio gran parte del progreso nacional. 

Corría el año 1936 cuando el presidente de la época, Alfonso López Pumarejo, inauguró el canal de acceso al Puerto de Barranquilla y las instalaciones del terminal portuario.

Como su nombre lo indica, el canal de acceso es como una especie de carretera artificial de 22 kilómetros por el río Magdalena, protegida por dos tajamares. Empieza en el kilómetro cero, lo que se conoce como Bocas de Ceniza y termina en el puente Pumarejo. 

Por esta hidrovía transitan buques, los mismos que se ven pasar por el Gran Malecón del Río, y que llegan y salen de la ciudad para exportar e importar productos que dinamizan la economía local, regional y nacional. 

¿Cómo funciona?

El Puerto de Barranquilla es considerado multipropósito. Es decir, gracias a su infraestructura se mueve todo tipo de carga por las 15 concesiones portuarias que se encuentran operativas actualmente. (Ver infografía)

Por ejemplo, hay compañías que importan cargas como el clinker (que se utiliza para fabricar el cemento), otras mueven graneles sólidos (mercancía que se transporta en grandes cantidades y sin envasar, que van desde cereales como el maíz, hasta el carbón o diversos minerales). 

También hay otras que importan gran parte de los artículos que consumimos en nuestros hogares, ya sea en forma de materia prima o productos finales, como juguetes, toallas o muebles. 

Es decir, mucho de lo que consumimos, compramos en las tiendas, supermercados o ferreterías, entre otros, ha pasado por un proceso de importación en el puerto de Barranquilla. Las cifras indican que aproximadamente el 60% de la carga que entra a la ciudad se queda para suministro de la industria local. 

Pero la zona portuaria también impulsa las exportaciones hacia Estados Unidos, México, Brasil, países del Caribe, China y la India. 

Además, el movimiento portuario representa el 5% del Producto Interno Bruto de Barranquilla (PIB) y el 3% del Atlántico. Es decir, $1,12 billones que se mueven al año y que generan alrededor de 17.500 mil empleos directos e indirectos en la ciudad, lo que representa el 2% del total de los ocupados, producto de las 11 millones de toneladas que se mueven por las terminales.