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Como un bálsamo de agua vivieron decenas de barranquilleros el aguacero de la tarde de este lunes, que se precipitó a las 3:00 de la tarde y escampó a las 5:00. Luego de varias semanas de sequía bajo el inclemente sol currambero, los vecinos de varios barrios del sur se dejaron deleitar por el torrente de agua y se ducharon bajo la tormenta eléctrica en las calles húmedas de la capital del Atlántico.

En el sector del arroyo Hospital, uno de los más caudalosos de Barranquilla, la canalización condensó sin problemas las corrientes de agua que llegaban desde otras zonas de la ciudad. A pesar de los rayos y de la tempestad intimidante, decenas de niños salieron a las calles a saltar y correr sobre el agua. Los adultos, por su parte, aprovecharon para darse un baño y liberar todas las malas energías de los últimos días.

Incluso, en un sector de la calle 17, varios adolescentes se sumergieron en los desniveles que deja el alcantarillado, sumiendo sus cabezas en un jagüey de aguas negras y caudalosas. A unos pocos metros de ellos, otros jugaban fútbol bajo el aguacero y corrían descalzos sobre el asfalto sin mayores inconvenientes.

En el centro, al final de la jornada de trabajo, los oficinistas y comerciantes aprovecharon los puentes de madera que rápidamente construyeron los ingenieros del rebusque. Sobre pequeños arroyos, por los que los vehículos cruzaban sin problema alguno, las personas cruzaban estos senderos improvisados para evitar mojarse los zapatos y los pies.

En general, en Barranquilla el tráfico estuvo congestionado por la lluvia de esta tarde. La carrera 47, al norte, al igual que algunos sectores de la Via 40 estuvieron taponados por el alto tráfico debido a las precipitaciones. En el Paseo Bolívar, en donde el flujo vehicular estuvo relativamente tranquilo, los comerciantes se refugiaron en sus casetas, mientras algunas personas aprovechaban la lluvia para bañarse en plena calle.

Ya pasada una hora del inicio del aguacero, en el norte de Barranquilla no se presentaron mayores inconvenientes por la lluvia, a excepción del alto tráfico y el taponamiento de las vias principales de este sector de la ciudad. A diferencia del sur, en donde muchas personas aprovecharon para salir a correr y jugar en las calles, los barranquilleros se refugiaron en sus apartamentos y viviendas, esperando que la lluvia cesara completamente.

Después de una mañana soleada, opacada por el humo y la ceniza provenientes de la Isla Salamanca, el aguacero refrescó la tarde de ayer. 'Por lo menos la lluvia refrescó y apagó el incendio', reportaron los lectores de EL HERALDO en redes sociales, quienes -de igual manera- comunicaron que no hubo mayores incidentes en toda la ciudad.