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Unas 20 familias venezolanas ocupan nuevamente una de las orejas del puente ubicado en la Murillo con Circunvalar, espacio que el pasado mes de febrero fue desalojado por el Distrito. 

Los nuevos ocupantes provenientes, en su mayoría de Machiques de Perijá, un municipio del estado de Zulia que agrupa varias etnias, aseguran que la falta de alimentos en su país, fue la principal razón para decidir venir a Colombia. 

Las condiciones extremas en la que viven niños y adultos, es evidente. Carpas y colchonetas al aire libre hacen las veces de dormitorios. Una improvisada cocina con un fogón de leña, completa los utensilios domésticos que aglomeran los migrantes en una de las estructuras que sostiene el puente vehicular. 

'Aquí al menos comemos una vez al día, en Venezuela ya no conseguíamos nada de comida', aseguró Andreína Bohórquez, madre de tres niños. 

Algunos de los moradores son conscientes que no esta no una zona habitable, sin embargo, argumentan que la situación económica no les ofrece más opciones. 

'Tejemos canastos y sombreros y con eso logramos conseguir algo de dinero, pero no es una labor estable', dijo Rafael Romero, un artesano indígena que llegó hace tres meses a la ciudad. 

La falta de atención en salud para los niños, es lo que más preocupa a esta comunidad que debe sortear las enfermedades de los menores con la caridad de la gente. 

'No es fácil que un hospital nos abra las puertas, cuando los niños se han enfermado nos toca pedir ayuda en la calle para comprarles algo', agrega Andreína.  

Las quejas

A través de Wasapea a EL HERALDO vecinos de los sectores aledaños manifestaron su inconformidad con la permanencia de los migrantes en esta zona.  

Aseguran que en el lugar hay exceso de basura y malos olores producto de la acumulación de desechos. 

El plan del Distrito

Una intervención conjunta entre la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público, y la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), busca evitar la ocupación ilegal del espacio público. 

'Con zonas verdes y mayor iluminación en estos puntos, pretendemos que no se generen más invasiones', dijo el secretario de Control Urbano y Espacio Público, Henry Cáceres. 

El funcionario, también señaló que este es el único punto crítico que hay en Barranquilla, en donde con frecuencia se presenta esta situación. 

'Hace solo unos días llenamos un bus con varias personas, el control que hacemos es permanente, pero con la misma frecuencia llegan migrantes', indicó Cáceres. 

Con los ocupantes que están actualmente, el secretario explicó que por tratarse de una etnia, merecen un trato diferente, por lo que han hecho mesas de trabajo con el objetivo de definir entre ambas partes, un proceso que no vulnere los derechos de esta comunidad. 

El viernes 27 de septiembre se hará una última mesa en conjunto con la Secretaría de Gobierno para definir las acciones que ameritan este tipo de casos, aseguró el secretario. 

Desalojo anterior

El 5 de febrero, unas 110 familias venezolanos fueron desalojadas en el mismo sector. El gran campamento fue desalojado, previo a un censo que realizó Migración Colombia y la Cancillería. 

En esa ocasión, los que decidieron regresar a su país recibieron un auxilio de transporte. 

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, por su parte, acompañó el procedimiento para la garantía de los derechos de los menores de edad.