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El sonido agudo de las bocinas anunció la llegada de la camioneta, un automóvil de color gris que bajaba a poca velocidad por uno de los amplios carriles del nuevo puente Pumarejo. Nadie, ni conductor ni transeúnte, le llevaba la delantera, por lo que –sin premura ni estrés- los neumáticos se deslizaron sobre el asfalto, haciendo el mínimo esfuerzo para que el carro se moviera.

Empujada por el viento, y por la emoción de un centenar de vehículos que esperaban también poder subirse a la estructura, la camioneta se detuvo en medio del último tramo, justo antes de cruzar la línea imaginaria con Santa Marta y el departamento del Magdalena. Desde una de las ventanas, el conductor de pelo canoso asomó la cabeza, al tiempo que soltó una risotada orgullosa que repicó hasta en las bases de concreto del Pumarejo.

Tres tripulantes, todos veteranos hinchados de felicidad, fueron los primeros en recorrer el puente. Eran las 11:00 de la mañana, apenas unos segundos después de que el presidente Iván Duque y las autoridades que lo acompañaban dieran luz verde a los barranquilleros y turistas para que transitaran por el nuevo puente Pumarejo. Hernando Pinilla, Roberto Bermúdez y Ángel Henríquez –barranquilleros- le madrugaron a conocer el puente, y, dicen, 'la vida los premió al dejarlos subir de primeros'.

'Espectacular, no pudimos asistir a la inauguración del puente viejo pero hoy (ayer) acá estamos. Consideramos que esto es un hecho histórico no solamente para Barranquilla sino para Colombia. Los acabados y la dimensión del Pumarejo son hermosos. Esto es un orgullo para el país y para el mundo, porque esta estructura va a contribuir a que Colombia entre en un nuevo hito de desarrollo', manifestó Hernando Pinilla, el conductor.

Los tres son arquitectos, y se acercaron solo para conocer el puente. 'Sabíamos que hoy lo inauguraban, por eso llegamos a La Chinita cerca de las 9:00 a.m., pensando que no íbamos a poder subirnos por la fila de carros'.

Según cuentan, fue un golpe de suerte haber sido ellos los primeros en ingresar a la estructura, lo que –dicen- los llena de felicidad. 'Es una bendición ser parte de algo tan histórico. Estamos muy contentos, ahora nos toca regresar a trabajar'.

Y así, sin más, la camioneta gris se marchó hacia el horizonte, en donde dio un giro en U para volver el rumbo. Muchos conductores que iban camino a Santa Marta siguieron de largo, pero no ellos, los tres veteranos, a los que no solo les bastó con recorrer un sentido del puente y conocieron, de una vez, la estructura hacia la capital del Atlántico.

El nuevo Pumarejo se convirtió en un destino turístico. No solo para ellos, sino para los cientos de barranquilleros y turistas que, desde ayer, se acercaron a conocer la nueva estructura. A un lado, el viejo puente, opacado por la imponente figura del más reciente, ya está cerrado, a espera de la decisión que las autoridades locales y nacionales tomen con respecto a su futuro.