Mientras en los polos extremos del planeta el invierno se encrudece y apodera de esas zonas, escaseando las plantas y alimentos para los animales, en el caribe colombiano, en un terreno ubicado en los límites del mar Caribe, entre el tajamar occidental y la barra de arena, se alza un paraíso custodiado por manglares que gracias a sus condiciones climáticas y su ubicación geográfica se convierte en el lugar predilecto de las aves que migran millones de kilómetros en busca de un lugar cálido.
Se trata de la ciénaga de Mallorquín, uno de los humedales costeros en el Caribe, que representa un sitio de paso o corredor migratorio y área de invernada para varias especies de pájaros que año tras año viajan a Colombia provenientes de Norte y Sur América y que en la actualidad preocupa a expertos y estudiosos de las aves debido a la degradación de su ecosistema.
'Los diferentes problemas ambientales de la Ciénaga de Mallorquín ocasionan que la calidad de los hábitats como las playas o los manglares sea cada vez menor y las poblaciones de estas aves se vean afectadas negativamente. Tal es el caso de un ave migratoria llamada Calidris pusilla (Correlimos semipalmeado), que está considerado casi amenazado a escala global por la pérdida de sus hábitats en todo el continente americano', explica Carlos Ruiz, biólogo de la Asociación para el Estudio y la Conservación de las Aves Acuáticas en Colombia (Calidris).