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Envueltos en el compás de La Guacherna, bajo la noche iluminada por faroles, un grupo de María moñitos, negritas puloy, congos y garabatos, todos exhabitantes de la calle, desfilarán en uno de los eventos más tradicionales del Carnaval de Barranquilla.

El grupo, integrado por 67 personas entre jóvenes y adultos que son beneficiarios del programa ‘Hogar de Paso’, desde ya se imagina los aplausos del público que se concentrará a lado y lado de la carrera 44, por donde bajará el desfile.

Por esta razón, desde el pasado 2 de enero los integrantes de la comparsa vienen ensayando lo que será, según ellos, su mejor presentación en una noche de Guacherna. '1, 2, 3, 4…', se le escuchaba decir al rey Momo de la comparsa, Emerson Estrada, y a la reina, Madeleine Consuegra, para marcar los tiempos que establece la coreografía que están preparando.

Arriba, abajo, hacia un lado, hacia el otro, repetían una y otra vez para dirigir a su corte carnavalera, una llena de alegría y con 'mucha gracia' a la hora de bailar champeta. Las cámaras, los flashes y los curiosos no fueron un motivo de distracción. Todos estaban concentrados para no equivocarse.

Ayer, entre vueltas y rondas para mostrar sus destrezas para el baile, recibieron a su nueva integrante: Silvana Puello, primera dama del Distrito, quien presentó en un evento que se realizó en el parque Almendra la comparsa y anunció que los acompañará en el desfile que se realizará el próximo 14 de febrero.

Puello, en medio de risas y aplausos, se integró al grupo para aprenderse rápidamente la coreografía.

'Con los habitantes de la calle viene un arduo trabajo para seguir trayendo a más a este programa que les restituya sus derechos y vuelvan a tener una segunda oportunidad, ese es el mayor reto que tenemos', manifestó la primera dama durante el acto de presentación.

Aseguró que la idea es seguir impulsando este proyecto y darle más oportunidades de trabajo a esta población. 'Muchos de ellos están terminando sus estudios en este mismo programa y otros los estamos capacitando en carreras técnicas', agregó. 

Según la primera dama, esta iniciativa hace parte de su política de inclusión y que uno de los temas que quiere trabajar en estos cuatro años del gobierno de Jaime Pumarejo es la inclusión social. 'La idea es que realmente empecemos a eliminar esas barreras que a veces nos hacemos', afirmó.

'Nos cambió la vida'

Es la frase que más repiten los beneficiarios de este programa del Hogar de Paso de la Alcaldía de Barranquilla, quienes conformaron esta comparsa que ha participado en la Gran Parada y que este año va a participar en la Guacherna el 14 de febrero.

Uno de los integrantes de la comparsa es Francisco Javier Orellano, un hombre de 32 años, oriundo de Polonuevo (Atlántico) y quién ingresó al mundo de las drogas cuando tenía 12 años. 'Yo empecé a fumar a escondidas, pero no fumaba un cigarrillo de marihuana completo, sino solo poquito. Cuando cumplí 13 me hice una promesa que nunca la logré, me dije que iba a fumarme uno completo y ya no iba a fumar más. Sucedió lo contrario, me adentré más en ese mundo y me fui alejando de mis metas. Todo lo eché a un lado', afirmó.

Orellano recordó el día que decidió irse de su casa. 'Nunca lo voy a olvidar, yo vendía bollos, fritos, lo que fuera que me mandaran a vender mis hermanos mayores, un 15 de septiembre de 2001 a mí se me perdió la plata de la venta y ellos no creyeron. Me pegaron fuerte. Al día siguiente, el 16, me mandaron a Baranoa; ese día tomé la decisión de no regresar más a mi casa. Mi papá murió cuando tenía 7 años, nunca conocí a mi mamá y mis hermanos siempre me prometían que me iban a poner a estudiar y no lo hicieron, así que me vine para Barranquilla'.

Francisco contó que llegó a Barranquilla y se juntó con unos ‘carretilleros’ que lo conocían por su papá, ahí empezó a quedarse con ellos hasta que 'se dieron cuenta que estaba fumando marihuana y me fueron apartando, ya no me dejaban dormir ahí con ellos'. Esto lo obligó a dormir a los andenes de la ciudad. 'La primera noche que dormí en la calle tenía miedo, era un joven inexperto, dormía en la Murillo con 33, y me empezaron a robar las chancletas, los zapatos, y yo me empecé desquitar también haciendo lo mismo' relató.

Según contó, una señora lo ayudó y entró a un centro de rehabilitación, consiguió trabajo, pero lo despidieron. Por eso regresó a Barranquilla. En 2017 recayó, duró dos años en la calle nuevamente, hasta que encontró el Hogar de Paso en agosto de 2019.

Por último, Orellano dijo que 'jamás había bailado, y ahora con ellos he aprendido. Es una experiencia única e inolvidable, porque estoy encontrándome conmigo mismo, y sé que mi familia me verá y se dará cuenta que estoy bien, que ya no quiero seguir esa vida'.