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Tras ocho días de su llegada a Barranquilla, la joven diagnosticada con cáncer en Rusia empezó la primera sesión de quimioterapias de su tratamiento en compañía de su progenitora, en la Clínica General del Norte en la ciudad.

Marta Storino, madre de la joven, en diálogo con EL HERALDO contó que hasta el miércoles Valeria pudo iniciar el tratamiento, debido a que se encontraban a la espera del resultado de la prueba de COVID-19, la cual fue entregada el martes y dio negativo.

'Gracias a Dios el martes no dieron los resultados, nos lo trajo el hematólogo y vino muy contento porque dimos negativo para COVID-19. Ya me habían dicho que llegaran los resultados o no, debía empezar las quimioterapias con Valeria cuanto antes porque no podían esperar más'.

La mujer contó que a la joven le realizaron una tomografía para corroborar los diagnósticos que traía desde Rusia, y en este examen se dieron cuenta de que había la existencia de unos nódulos o crecimiento anormal de las células cercanos a los pulmones ya la vena aorta. Debido al riesgo que esto podía generar, los médicos decidieron intervenir rápidamente.

'Esa enfermedad va a pasos agigantados y nos decían que si eso crecía podía pegarse a la aorta y generar complicaciones agravando la situación', explicó.

Así mismo expresó que la primera sesión fue 'bastante fuerte' por decisión del Hematólogo, ya que necesitaba hacerle el barrido lo más que se pudiera de esa célula dañina que notaron en la tomografía.

'Fue una sesión larga, empezamos al medio día y terminamos a media noche. A Valeria le dio náuseas, vómitos, dolor de cabeza, no me quiero imaginar si mi hija hubiera estado sola allá en Rusia'.

Valeria ha pasado el confinamiento en la clínica solo con la presencia de su progenitora, y no ha podido recibir aún la visita de su padre y hermanas como medida de prevención. A su habitación solo ingresa el personal médico bajo un estricto protocolo de bioseguridad.

Cabe recordar que la joven de 21 años de edad, llegó el pasado viernes al país gracias a los aportes económicos de empresarios barranquilleros, quienes hicieron posible un vuelo privado de Kazán a Madrid para que la joven tomara el vuelo humanitario que la trajo de vuelta a su ciudad para realizarse el procedimiento al lado de su familia.