El pasado 26 de junio, Cecilio Meléndez, un adulto mayor de 91 años, falleció en Barranquilla, luego de ser remitido de un puesto de salud en Sabanagrande, donde llegó con síntomas de un paro respiratorio.
Su deseo era 'tener una muerte digna', por eso desde 2013 pagaba 'oportunamente' una póliza exequial, que sus familiares quisieron hacer efectiva al enterarse de su deceso.
Sin embargo, al notificar a la Funeraria La Capilla, esta les informó que no podían hacer la diligencia el mismo día, sino 24 horas después porque 'presentaban congestión'.
Con incertidumbre la familia esperó, pero al pasar las horas y no recibir el servicio, volvieron a llamar a la funeraria y esta vez les manifestaron que no podían darle cumplimiento al plan exequial porque el fallecido presentaba una mora.
Según contó una de sus nietas, el retraso obedeció a que el cobrador dejó de ir a la casa de su abuelo por la pandemia. Los meses en mora que correspondían a abril y mayo fueron cancelados a través de un pago electrónico, días previos a la muerte de Meléndez.
'La Funeraria dijo que no había nada que hacer porque, debido a la mora que se presentó, no teníamos derecho a reclamar el servicio. Y efectivamente en la letra menuda del contrato lo dice, pero mi abuelo no lo sabía. Esto es un abuso. Además, eso no fue lo que nos informaron cuando llamamos por primera vez', señaló la nieta.
Finalmente la Alcaldía de Sabanagrande apoyó a la familia para poder darle 'cristiana sepultura' a Meléndez, tal y como lo había deseado.