Desde 1925 hasta principios de los años noventa, en la carrera 45 con calle 30, funcionaron en Barranquilla las Empresas Públicas Municipales (EPM), responsables de administrar los servicios públicos de la ciudad. 'Su liquidación', cuenta en su tesis la historiadora e investigadora de la Universidad del Norte, Jesille López García, 'se produjo por circunstancias de inestabilidad político-administrativa'.
Ese declive también coincidiría con la privatización de las empresas de servicios públicos, agrega al respecto el licenciado en historia y Miembro de la Asociación de Historiadores de Colombia capítulo Barranquilla, Jorge Villalón.
A partir de entonces, narra el historiador, la imponente edificación cercana al corazón del Centro de Barranquilla fue utilizada para reubicar a vendedores y comerciantes de la Calle 30. Más tarde se convertiría en una de las 11 plazas que conforman el gran mercado.
'El mercado está ligado a la historia de Barranquilla, a lo más profundo. Uno de los sitios más antiguos que hay aquí es precisamente el mercado y sin duda es la parte más viva de la ciudad', dice Villalón.
Los escritorios, en donde antes hacían trámites los barranquilleros para resolver temas asociados con los servicios públicos, fueron reemplazados por cientos de mesones y pequeñas estructuras abarrotadas de frutas y verduras que, en un inicio, fueron la solución para que los vendedores tuvieran mejores condiciones, pero con el paso del tiempo su decadencia se hizo más evidente y empezaron a requerir de una urgente intervención.
El rescate del mercado