Desde el pasado 28 de agosto, los habitantes de la Bendición de Dios, un pequeño barrio de casetas de aluminio y madera, localizado en la ribera del río Magdalena, en el sector del Corredor Portuario, conviven con las aguas estancadas en sus vías sin pavimentar.
Ese día cayó sobre la ciudad un fuerte aguacero, y desde entonces las aguas lluvias inundaron todo el sector, empeorando la situación de riesgo en que viven decenas de familias humildes en ese sector de la ciudad, en especial los niños y niñas.
'El agua se ha estancado en las calles y hasta en las casas porque no tenemos alcantarillado. A diario sacamos culebras de las aguas, y lo que más nos preocupan son los niños porque hay muchos mosquitos y tenemos miedo que se nos enfermen de dengue o con la pandemia', dijo Rosa Martínez, residente del sector.
Asegura la mujer que los niños ya empezaron a presentar problemas en la piel por el agua estancada y la proliferación de los mosquitos en el lugar, por lo que piden la presencia de funcionarios de la Oficina de Gestión de Riesgo, la Defensa Civil y la Cruz Roja, que elaboren un censo y envíen las ayudas que necesitan con urgencia.