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El alcalde Jaime Pumarejo anunció un ambicioso proyecto de recuperación de los caños de Barranquilla. El macroproyecto pretende mejorar la calidad de vida de más de 150 mil habitantes de la zona suroriental de la ciudad y del comercio ubicado en este sector, quienes en época de invierno sufren con las inundaciones.

Al anunciar el proyecto, el mandatario dijo que esta inversión saldará la vieja deuda que tiene el Distrito con los caños de la ciudad, porque también se desarrollará la navegabilidad, el equipamento urbano y se construirá un parque lineal.

'Lo prometimos en campaña y ahora será una realidad', dijo, al recordar el anhelo que entonces le manifestaron las familias de la zona, de acabar con las inundaciones que producen los caños con cada aguacero, principalmente en los barrios La Luz y La Chinita.

'A los habitantes de estos sectores quiero decirles que no solo canalizaremos y construiremos diques de contención; haremos una recuperación integral que nos permitirá preservar la historia y generar oportunidades a la gente con una plataforma de desarrollo urbano, impacto ambiental y atractivo turístico, que mejorará la calidad de vida de los residentes y comerciantes de todo este gran sector', señaló.

En total son 6 caños, cuya extensión supera los 11 kilómetros.

'Aquí nació Barranquilla. Aquí floreció la navegación que nos conectó con el país y el mundo. Aquí floreció el comercio al que tanto le debemos. Desde aquí fuimos, en un momento de nuestra historia, la ciudad más importante de Colombia', señaló el alcalde, al presentar el proyecto.

Al pie de los caños, en efecto, estaban las haciendas que sirvieron de génesis a la antigua villa, entre lo que hoy es el puente Pumarejo y el municipio de Soledad.

En su recorrido, constituían un complejo sistema hídrico que conectaba a los hacendados, comerciantes y habitantes de la región con sus lugares de residencia o negocios. Cuando encontraban espacio, formaban ciénagas e islas, que también fueron diseñando los trazos urbanos que finalmente tiene Barranquilla.

El alcalde recordó que fueron el corazón de la navegación fluvial, que conectaba a Barranquilla desde el edificio de la Intendencia, con las ciudades del Magdalena.

Antecedentes

La navegación marítima y el transporte por carreteras fueron relegando a los caños, que poco a poco terminaron convirtiéndose en basureros públicos y asentamientos de invasión. De aquel esplendor solo quedaban taponamientos e inmundicia.

En 1962 el Congreso de la República expidió la ley 100 por medio de la cual le dio un marco económico y jurídico a la problemática ambiental de los caños. En 1969 el Estado contrató con la firma Navas y Ortega 'la solución de los problemas de los canales de Barranquilla', y se la encargó al ingeniero Héctor Navas Uribe. Él mismo dirigiría la Empresa de Vapores Río Grande por muchos años. En 1971 la firma Hidroestudios diseñó la propuesta 'Estudio de prefactibilidad del control de inundaciones producidas por los caños de Barranquilla' que, sin embargo, no tuvo ejecuciones, y a mediados de 1980 un estudio de desarrollo urbano diseñado por el Plan Maestro de la agencia Jica (conocida como Misión Japonesa), recomendó dragados permanentes.

Pero el problema se mantuvo, así que el documento Conpes 3351 de 2005, reveló:

'El deterioro de los caños de la cuenca oriental es resultado del proceso de urbanización de la zona y de su inadecuada planificación. Los caños la Ahuyama, del Mercado, de las Compañías, los Tramposos, Arriba y Agromar se han contaminado con aguas residuales, con los consecuentes problemas de salud ambiental de la población ubicada en la zona de influencia, que pertenece a estratos 1 y 2. El principal mercado público de Barranquilla también se ubica en cercanía a los caños lo cual genera un problema de salud pública debido a los vertimientos de residuos sobre estos'.

Ese Conpes declaró el Plan de Saneamiento de los Caños de la Cuenca Oriental de la ciudad como un proyecto de importancia estratégica para el país, y recomendó acometer inversiones para 'eliminar los vertimientos de aguas residuales, mediante la construcción de interceptores y estaciones elevadoras y de bombeo'.

En 2009, Barranquilla empezó a ejecutar un ambicioso proyecto de 75.000 millones de pesos, con aportes del Distrito, el Ministerio del Medio Ambiente y la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, que buscaba eliminar las descargas a los arroyos y vías públicas.

En 2014 la ciudad declaró el saneamiento de los caños mediante otra inversión importante de 86.000 millones de pesos, que permitió, además, la reubicación de asentamiento subnormales y la construcción de interceptores que vierten las aguas a unas estaciones elevadoras y de bombeo, para descargarlos al río Magdalena mediante un emisario subfluvial.

Entre 2016 y 2019 se ejecutaron en la ciudad obras de infraestructura que, con dragado y canalización, conectaron los cuerpos de agua con el desarrollo que el Distrito desplegaba para devolver la mirada de Barranquilla al río.