Los caracoles gigantes africanos siguen siendo una plaga difícil de erradicar por completo, y al mismo tiempo una amenaza para las personas que lleguen a tener contacto con ellos. Si bien es cierto que existen temporadas en las que difícilmente se ve esta especie de molusco, hay ocasiones en las que salen y se multiplican rápidamente.
Usuarios que transitan frecuentemente por el barrio San Vicente reportaron a través de la línea Wasapea a EL HERALDO que individuos de esta especie exótica están proliferando en inmediaciones de la carrera 49C con calle 86.
Sobre la situación, el Establecimiento Público Ambiental Barranquilla Verde informó que el manejo adecuado de estos caracoles en primera instancia es identificarlo y tener en cuenta las características que posee, como una concha que generalmente es de color marrón rojizo con manchas verticales de un tono amarillento. Normalmente se esconde bajo tierra y es propio de condiciones secas y soleadas.
La entidad afirmó que al manipular a estos animales es necesario utilizar guantes de látex, enterrarlos a 50 centímetros de profundidad con una capa de cal al fondo y otra por encima, evitar el contacto directo, en especial con las membranas mucosas, lavarse bien las manos después de manipularlo y limpiar las zonas por donde transitó, aplicando sal o cal blanca.
En caso de que la plaga sea grande es necesario comunicarse directamente con la Patrulla Ambiental a la línea de atención 3173682850.
Según el Ministerio de Agricultura, el mínimo contacto con este peligroso molusco podría ocasionar enfermedades como meningitis, bronquitis, trastornos intestinales y encefalitis, por ello es pertinente que bajo ninguna circunstancia se manipule sin tener la precaución necesaria.
Recomiendan no consumir productos de caracoles que no están autorizados por las autoridades competentes, no utilizarlo como carnada, mascota o adorno y eliminar de los jardines restos de madera, tejas y ladrillos o elementos que puedan servir de refugio para el caracol.
Este molusco, llamado científicamente Achatina Fulica, está incluido entre las cien especies exóticas invasoras más dañinas del planeta. Por ello, el Ministerio de Ambiente emitió la resolución 654 de 2011, en la cual se exponen las medidas que deben tomar las autoridades ambientales para tratar el manejo de esta especie invasora.
Especifica que este caracol gigante africano fue traído al país de manera premeditada, generando así riesgos sanitarios (aun cuando ya había alerta sobre el peligro del mismo).
En el año 2016, este medio realizó el cubrimiento del peligro que se corren al estar expuestos a este caracol gigante, por ello, consultó con la malacóloga Adriana Gracía, quien es experta en caracoles del programa de Biología de la Universidad del Atlántico, y explicó que esta especie introducida de África trae una problemática al ecosistema debido a que por ser de otro lugar no tiene depredadores naturales que controlen sus ciclos de reproducción, como consecuencia se expande y desplaza a las especies nativas.
Para intentar mermar el riesgo que trae consigo esta especie venenosa es necesario tener en cuenta las medidas que explica Barranquilla Verde.