El recibo del gas de diciembre fue diferente para Rocío Contreras. Además de la rutinaria factura del consumo, le llegó una carta firmada por un alto ejecutivo de la empresa prestadora del servicio recordándole que su certificación del gas estaba próxima a vencerse y que debía asignar en la brevedad una visita técnica de inspección.
Con un aspecto impecable y un saludo de buenos días se presentó puntual a la hora acordada Rafael Martínez*, el operario asignado para realizar la verificación de la instalación del gas natural en el apartamento de Rocío Contreras.
'Buenos días. Soy el operario asignado por la contratista de Gases del Caribe para realizar la verificación de la instalación del gas', dijo Martínez mientras extendía su identificación laboral para corroborar los datos.
El operario se presentó 24 horas después de una primera visita donde a Contreras le fue notificada que su instalación, justamente en la válvula que facilita la combustión del gas hacia la estufa presentaba una pequeña fuga. 'Apenas el compañero notificó la inspección, teníamos este plazo para poder repararla y que le sea entregada la certificación', dijo.
Luego de ingresar al departamento y comprobar la fuga que su compañero había identificado en el reporte, Martínez solicitó permiso a la propietaria del recinto para poder romper la pared y verificar el estado de la instalación en general. A grandes rasgos, el estado de las tuberías era 'muy bueno' sin embargo, por el escape había que sustituirla.
Mientras realizaba la sustitución de los tubos antiguos por unos a base de cobre, Martínez relató lo difícil que ha sido realizar su labor en los tiempos de pandemia, especialmente durante el aislamiento selectivo del año pasado, pues por el temor a un posible contagio, 'los ciudadanos no nos están dejando realizar el trabajo'.
'Afortunadamente conmigo no ha pasado directamente, pero tengo unos amigos en la empresa donde sí les ha tocado feo durante este tiempo. Quizás ya con el paso de los meses desde la reactivación ha bajado un poco ese rechazo', contó Martínez, quien lleva más de 15 años laborando como inspector.
'La gente debe entender que este es nuestro trabajo, pero además de eso, esto lo hacemos por su seguridad', concluyó el operario.
Tras finalizar las reparaciones, el próximo paso era revisar el contador del gas por unos 15 minutos para verificar sus mediciones. Al pasar los minutos del reloj y ver que todo estaba en orden, Martínez elaboró una orden de las labores ejecutadas y le precisó a Contreras que debía realizarse una segunda inspección para que le entregaran la certificación.
Una segunda visita fue realizada al par de días donde otro operario verificó la correcta funcionalidad de las hornillas de la estufa, la ventilación de la cocina y el estado de las instalaciones y las válvulas principales de control en el edificio. Luego de comprobarlo todo y aprobar los lineamientos, a Contreras se le entregó el certificado de la verificación periódica, el cual tiene una vigencia máxima de cinco años.
'La seguridad de mi familia es importante y desconocía lo vital que puede llegar a ser esta inspección. No sabía que tenía una pequeña fuga que afortunadamente ya fue sellada', refirió la usuaria.