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El Museo Romántico se resiste a desaparecer entre la oscuridad y el olvido.

Enclavado en la carrera 54 con calle 59, en esta emblemática casona del barrio Prado se denota, a simple vista, el paso del tiempo. Ventanas rotas, lámparas oxidadas, paredes y balcones cayéndose a pedazos son el reflejo del estado de abandono en que se encuentra la edificación.

La penumbra en que está sumida la antigua mansión Freud ha encendido las alertas entre la ciudadanía, teniendo en cuenta que en este lugar se han guardado por décadas, y con gran recelo, distintos elementos que evocan la historia de la ciudad.

Para Gloria De la Espriella, esposa de Alfredo De la Espriella –fundador del Museo–, su actual estado es 'lamentable'. Con tristeza en su voz, la mujer manifestó que se ha puesto en riesgo este legado de la comunidad barranquillera.

'El Museo está para mostrarse, pero lo cerraron porque Alfredo no podía seguir al frente; nuestra misión ya había acabado, nadie le agradeció por sus años de trabajo y todo lo que hizo por la cultura', dijo en diálogo con EL HERALDO.