Compartir:

Una nueva ola de la covid 19. El personal de la salud apenas tuvo tiempo para procesarlo. Las salas de urgencia y de unidades de cuidados intensivos llegaron al límite. 

Esto lo sabe –mejor que nadie– Kelly Belén Ortiz, quien se desempeña como médico internista de la unidad de cuidados intensivos de covid.

Su turno comenzó a las 7:00 de la mañana y –para ella– el nuevo día es una incógnita; quizás tendrá que despedir a algún paciente, lidiar con otro en estado más crítico o sumar uno más a los que ya tiene por montón a su cargo. 

'Todo es muy abrumador, todo pasa muy rápido', dice la internista. 

Hay que poner atención para escucharla. Está forrada de los pies a la cabeza. Sus ojos, con los que ha visto las situaciones más espinosas de esta pandemia, se asoman entre su gorro, el tapabocas y una careta que lleva por encima. 

Trabaja en el Hospital de la Universidad del Norte, que ya ha sobrepasado su capacidad hospitalaria varias veces. Cada día su incertidumbre es mayor, el tercer pico se expande como pólvora y ella tiene miedos, uno de ellos que pueda contagiar a su hija de 5 años y al resto de su familia. 

A veces completa turnos de 24 horas, no come a tiempo, llora, ríe, tiene rabia, se desconsuela y también se hace más fuerte porque el trabajo en uci demanda una tremenda exigencia y no da espera. Es una carrera contrarreloj: 'Es una tarea que no se detiene', dice. 

Ella es el consuelo de sus pacientes, a quienes reparte ánimos, pero es normal que a estas alturas también se note en su rostro un cansancio acumulado. 

'En el turno estamos en función de los pacientes, no es un trabajo operativo, sino emocional, un paciente con covid pasa muchos días en hospitalización, para nosotros es importante que sientan nuestro acompañamiento también en lo emocional'. 

La doctora Ortíz procura decirles cada mañana a sus pacientes la hora y la fecha, dice que de esa manera los mantiene conectados a la realidad. Aunque a veces ella también pierde la noción del tiempo. 

A manera de terapia, solo cuando se puede, les ayuda para que se comuniquen con su familia a través de una videollamada, un momento que lleva 'al extremo sus emociones'.