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Richard pintó tres números de teléfonos celulares en la pared gris con la que sus ojos siempre se estrellan por si, algún día, incapaz de hacer memoria a causa de los efectos del bazuco, su mirada logre posarse sobre los únicos ‘puentes’ que tiene para saber algo de su verdadera casa, de su esposa que lo rechazó por sus vicios, de su madre que a pesar de sus decepciones a veces lo visita, de su hijo pequeño, que es su única felicidad en medio de su infierno.

Richard tiene varios perros y un gato porque, de lo contrario, la babilla que cada tanto sale del caño y se mete a sus predios le puede tirar un mordisco sin que el sonido de ninguno de sus fieles amigos lo advierta.

Richard sabe que no puede hablar con muchas personas ni recibir visitas en su morada porque en el sector donde reside las bandas criminales abundan y siempre están prestas del que habla mucho. No importa que él sea el más pobre de los pobres. Le toca bailar con la más fea y dedicarse a cumplir las leyes de la calle: hacerse el sordo, ciego y alejarse de todo. De lo contrario, según él, podría aparecer desmembrado.

Richard es consciente de que si no consigue varios toldos o bolsas durante sus extensas jornadas por las calles de Barranquilla su guarida perdería protección. Y ahí vienen los males. Viviría un festival de culebras, sapos e insectos danzando por sus pies. Viviría con el olor a putrefacción del cuerpo de agua que tiene de vecino. Le tocaría aguantar con la desagradable vista de un muerto flotando o con el frío y deshumanizador aguacero que les cae a los que no tienen techo.

Richard es Richard, pero podría ser Pablo, Jairo, Mateo o Carlos. Es simple y tristemente una de las tantas personas que encuentran en la oscuridad debajo de un puente un pedazo de tierra que hacen suyo para tener al menos donde dormir con algo de comodidad.

'No es fácil ser pobre. Yo tenía mi familia, mis comodidades y todo, pero los perdí por el vicio. Yo quisiera salir de aquí, pero es muy complicado. Uno vive muchas cosas feas que se las tiene que guardar porque al fin y al cabo uno está solo. A veces sueño con comerme una carne asada o unas pastas, pero no se puede', explicó.