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Barranquilla siempre se ha caracterizado por ser un territorio de oportunidades y es lo que más reclaman en este momento sus habitantes, especialmente las poblaciones de jóvenes y migrantes.

Son muchas las historias de personas que han podido progresar con el apoyo de la oferta institucional del Distrito, tras recibir orientación y formación.

Tal es el caso de Giomary Perozo, quien emigró de Venezuela buscando mejores oportunidades para ella y su familia, y quien hoy en día ha podido construir una empresa de alimentos típicos venezolanos.

Esta mujer, que de profesión es trabajadora social, ha encantado el paladar de las personas con pasteles, tequeños, chicha venezolana, entre otros productos propios de su país.

Todo comenzó el 2 de enero de 2018, cuando ella, su esposo y su hija tomaron sus maletas cargadas de esperanzas y salieron de Venezuela.

Contó que el camino fue tedioso, pues tuvieron varios percances como la varada del vehículo donde se movilizaban: 'Fueron más horas de viaje de lo que esperábamos y pensábamos, no solo en nosotros, sino en los niños que venían. Uno aguanta esas cosas, pero ellos son niños'.

Cuando llegaron a Riohacha tomaron otro carro hacia Barranquilla, donde su cuñada la esperaba con un trabajo que consistía en vender servicios funerarios puerta a puerta, pero al llegar la realidad fue otra debido a que no lo consiguió.

Con el dinero escaso para sobrevivir pocos días, decidieron alquilar una 'habitación 4x4' como la llama ella y pensar en la manera de obtener ingresos rápidos.

'Ahí duramos 15 horribles días de sufrimiento y estrés porque no estábamos haciendo nada', dijo Giomary. En ese momento se le ocurrió hacer trufas para vender.

La mujer caminaba por las calles del sector donde vivía e incluso en el parque Las Nieves, pero las personas no conocían el producto y no le compraban todo. Logró vender los que había hecho a las personas de la casa donde vivía.

Siguió probando hasta que hizo pasteles y tequeños (deditos) los cuales tuvieron mejor acogida. Con el tiempo las personas comenzaron a pedirle un 'acompañante' e incluyó el café y los jugos naturales.