Compartir:

Las noches en la invasión de Las Flores tienen su encanto y su maldición. Su belleza y su extremo peligro. Pocas son las personas que tienen una vista tan amplía y privilegiada de la ciénaga de Mallorquín, un ecosistema lagunero riquísimo en fauna y flora en el que cuando reina la luna hace despertar todos los sentidos. Hasta ahí, al menos para la vista y el oído, obviando el hambre y las necesidades, todo parece estar definido en un recital finísimo que brinda la naturaleza.