Casi que a diario, Dayana de la Rosa usa el servicio de taxi para movilizarse por la ciudad. A veces lo pide por cualquier aplicación. Otras veces se arriesga a tomarlo en la calle y ‘regatear’ la tarifa.
Asegura que usar este servicio es parecido como a jugar a la ruleta rusa debido a que no existe un estándar en los precios de las carreras.
'Hay días en los que me cobran $8 o $10 mil hasta mi lugar de trabajo, pero hay otros que no quieren bajar de $15 mil', dice la joven.
Por eso es partidaria que los taxis en Barranquilla y en su área metropolitana contaran con un ‘taxímetro’ para así se defina la tarifa justa de acuerdo al recorrido que se hace, tal como pasa en otras ciudades del país.
Desde la década de los 90, las autoridades han tratado –en varias oportunidades– implementar el cobro de las carreras a través de esta herramienta. Sin embargo, ninguna ha sido exitosa y el panorama sigue siendo incierto.
El intento más reciente corresponde al proceso iniciado por el Área Metropolitana de Barranquilla (AMB) para la concesión del Sistema Inteligente de Transporte (SIT) del transporte público individual, el cual fue aplazado hasta enero de 2022.
Aspectos como la inestabilidad en los precios del dólar, el impacto de la pandemia en el número de servicios de TPI y las nuevas alianzas entre plataformas tecnológicas y empresas de taxis, tendrían un fuerte impacto en el modelo financiero, concluye el AMB después de analizar las observaciones presentadas durante el proceso contractual por partes de representantes del gremio de taxista y actores interesados en el proceso contractual.