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La historia que evocan los cañones de la época colonial, ubicados en el Centro Histórico de Barranquilla, hoy se opaca debido a la corrosión y deterioro, así como a la falta de mantenimiento a la que están expuestos.

Bajo el sol o la lluvia, los caños permanecen ahí, acabándose, según lo manifestado por los mismos vendedores y visitantes de la zona.

En la plaza de San Nicolás se encontraba enterrado desde 1830 el Cañón Verde, pero por el deterioro que presentaba, las autoridades distritales decidieron ubicar una réplica en este sitio y el original fue restaurado y emplazado en la plazoleta del Paseo Bolívar –entregada en 2007– lugar en el que se encontraba el antiguo cartel militar de la Villa de Barranquilla.

Omar Mercado lleva más de once años trabajando en este sector y en diálogo con EL HERALDO manifestó su tristeza por la falta de atención que se le ha prestado a estos monumentos de la ciudad.

'Hay que restaurar estos cañones porque embellecen la ciudad para que los turistas la aprecien y valoren. Desde que estoy aquí a esos cañones no se les ha vuelto a intervenir y se ha venido dañando siendo que esta es una reliquia', aseguró.

El otro cañón que también se encuentra abandonado está en la calle 31 con 42 esquina, enterrado en una base que aún se encuentra en obra negra y que, según los trabajadores del sector, existe una amenaza de que se arruine por completo.

Jesús Pérez, comerciante del sector, además de lamentar el estado de la pieza, pidió la intervención de las autoridades del Distrito para que esta sea restaurada y si era posible reubicarla en otra zona.