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La tensión es cada vez mayor y según avanzan los días, se van recrudeciendo las hostilidades entre Rusia y Ucrania. A medida que la lucha se desarrolla en territorio ucraniano, dos versiones de la realidad que subyacen del conflicto miran a través de una profunda división, sin conceder ninguna verdad a la otra.

Cabe destacar que las raíces de la crisis entre ambos países son profundas y tienen una historia que se remonta a la Edad Media. Los actuales hostilidades militares despiertan el fantasma de la Guerra Fría y el trasfondo es la negativa rusa a aceptar el acercamiento de la OTAN y de la Unión Europea a la antigua república soviética, a la que Moscú considera parte de su identidad y de su espacio de influencia, y cuyo control juzga vital para su seguridad.

La opinión más extendida en Occidente, es que Rusia siempre ha sido un Estado expansionista, y su actual presidente, Vladimir Putin, es la encarnación de esa ambición de construir un nuevo imperio ruso. El punto de vista opuesto argumenta que las preocupaciones de seguridad de Rusia son, de hecho, genuinas, y que los rusos consideran que la expansión de la OTAN hacia el este está dirigida contra su país.