Mi madre vivía con una parte de su familia acá en Bogotá; un día nos expresó que quería devolverse a la Costa para estar nuevamente en su casa, y así pasó.
El día que se dirigía de vuelta a su casa, se le veía alegre, estaba muy feliz, sin saber que esa sería el último recuerdo, la última vez que estaría con nosotros.
Mi mamá llegó a la costa como lo anhelaba, pero después de unos meses empezó a enfermar. Cuando hablábamos por teléfono le decía que visitara al médico, pero siempre, con ánimo de calmarme, me expresaba que no era para preocuparse.
Luego de eso, pasaron varios meses, seguía en delicado estado de salud; hasta que un día recibí una llamada desafortunada, mi mamá había sido ingresada a una unidad de cuidados Intensivos. ¡Dios, fue tan fuerte para mí! Lloré, lloré, no lo podía creer. De inmediato tomé un vuelo para Barranquilla y a las 5:30 de la mañana estaba en la ciudad.