En más de una oportunidad, la pequeña sala de su casa se ha convertido en un improvisado consultorio médico. No importa la hora en que sus vecinos toquen la puerta, siempre les brinda los primeros auxilios y una cálida sonrisa, que reconforta a los enfermos de turno. Aunque su cara es conocida para muchos de los habitantes de Villas de San Pablo, su nombre de pila puede pasar desapercibido. Al preguntar por Elis Carretero es posible que haya algunas respuestas negativas y hasta señas de duda. Caso totalmente distinto al referirse a ‘la enfermera de la torre 38’, un tierno apelativo que podría traer a la mente a un personaje de una afamada serie cómica mexicana Toma de presión, aplicación de inyecciones o curación de heridas son algunas de las actividades que –casi que a diario, en paralelo a sus obligaciones laborales en un centro hospitalario de la ciudad– hace por el bienestar de sus vecinos, sin pensar en una remuneración económica. Su pago por este trabajo es el reconocimiento y el cariño que recibe por parte de los habitantes de este sector. 'A veces estoy necesitada, pero llega una persona a pedirme el favor de aplicarme la inyección y lo hago. No pienso en mi necesidad, sino en la necesidad de otra persona. No le cobro, se va la persona feliz y yo me quedo contenta, porque es algo que me nace', expuso.