Martha Lucía Ospina Martínez, la médica, científica y epidemióloga caleña que dirige desde 2016 el Instituto Nacional de Salud (INS), impresiona por su firmeza. En los últimos 28 meses, no solo ha tenido que lidiar con una pandemia de impacto sanitario, social y económico, manejada desde los modelos matemáticos –esos que suelen pasar desapercibidos para las mayorías–, sino también con la infodemia y la desinformación. Momentos duros que la han obligado a saber elegir qué cosas vale la pena responder o aclarar para no distraerse del verdadero hacer, porque al final tiene claro que los hechos, los que se deben producir y no las palabras, son los que hablan por cada quien.
Con una oportuna visión de futuro, señala el camino a seguir para intentar anticiparse a un nuevo evento relacionado con una zoonosis vírica o una pandemia respiratoria, mientras hace un balance pragmático de las lecciones dejadas, hasta ahora, por una pandemia que no termina de dar sobresaltos debido a su nuevo pico, tras doce semanas de relativa estabilidad. También analiza el riesgo real de la viruela del mono y envía un mensaje revulsivo para el sector político, los tomadores de decisiones y sus colegas científicos.