Creatividad y recursividad. Esas son dos cualidades que hacen parte del ‘ADN’ de decenas de barranquilleros e hijos adoptivos de esta tierra que aprovechan la temporada de Carnaval para emprender y enaltecer esta fiesta cultural a través de sus diversos talentos.
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Camisetas, sombreros y accesorios hacen parte del amplio abanico de elementos que se venden como pan caliente en las esquinas de la ciudad en la víspera de las carnestolendas. Sin duda, una muestra del impacto positivo de las fiestas en la dinámica económica.
En este año, los artesanos y comerciantes han tenido que ingeniársela para hacerle el quite a los altos precios de los insumos para ofrecer diversas opciones a módicos precios. Una tarea a la cual no han sido inferiores, al punto que esperan tener mejores rendimientos que en años anteriores.
Paula Villadiego es una emprendedora que se define como enamorada del Carnaval. Para ella, esta fiesta significa, además de exaltar la tradición y cultura caribeña, una oportunidad 'de oro' para generar ingresos y nuevos empleos.
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'Esta es una temporada que anhelamos que llegue, porque nos dispara las ventas. Desde diciembre nos preparamos con lo que vamos a ofrecer en Carnaval', dice la mujer, propietaria de la marca Paulycol, la cual se dedica a la venta de ropa al mayor y al detal desde hace cerca de 13 años.
Villadiego fue enfática al sostener que la principal recompensa a su trabajo es ver la cara de felicidad de las personas que adquieren cualquiera de las prendas que comercializan.
'Muchos nos preguntan de dónde sale nuestra inspiración y cómo hacemos para tener una colección tan linda. Sin duda, nuestra gran referencia es la alegría que irradia la gente barranquillera', sostuvo.
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