El brillo, las lentejuelas, las plumas y pedrerías preciosas que embellecen el Carnaval han adornado diferentes escenarios de la ciudad, los cuales han sido testigo del derroche de alegría que engalana la fiesta que traspasó fronteras.
Lea: Un ‘Sol naciente’ ilumina la corona de Natalia De Castro
Entre nostalgia y alegría, Gloria Peña, bailarina y coreógrafa por cerca de 60 años en los diferentes eventos del Carnaval, recordó el preciso momento cuando esta 'fiesta de colores y fantasía' se ganó su corazón.
'La niña Gloria ama el Carnaval por las historias que le contaban sus padres. Mi papá se perdía los cuatro días de esta celebración en el Paseo Bolívar, el cual fue el primer lugar donde se celebró esta fiesta, y mi mamá estaba tranquila porque todo era seguro y ya ella sabía dónde encontrarlo', dijo Peña.
La mujer, que a los seis años de edad dio inicio a su trasegar por la danza, sostuvo que aunque el Paseo Bolívar era un lugar que en su momento fue adecuado para esta celebración, este se quedó pequeño ante el número de turistas y se trasladó a la carrera 43.
'A mí no me tocó esa época, pero dicen que eso era bellísimo y que por los lados de la iglesia San Nicolás todos eran felices. Años más tarde lo comprobé en la coronación de Laura Char, quien junto a su familia quiso que su fiesta se trasladara nuevamente al lugar dónde todo empezó y este se llenó de cerca de 50 mil personas', agregó la bailarina.
Contó que al cambiar de escenario, el Carnaval evolucionó y empezó abrir nuevas vertientes y la Vía 40 se convirtió en el ‘Cumbiódromo’. Este crecimiento también dio paso a otros escenarios como La Troja, Plaza de La Paz, Barrio Abajo, La Murillo y Baila a la Calle.
'El barranquillero va creciendo, pero no pierde la esencia. En cualquier punto que se baila ahí está el Carnaval. En mi época eran camiones y carros de mula y ahí éramos felices', dijo.
Para Adolfo Maury Cabrera, director de la danza Congo Grande, cuya danza fue fundada en 1875, relató que este grupo folclórico hizo sus pininos con 300 personas, los cuales salían caminando desde su sede en el populoso barrio
Pumarejo hasta la carrera 46 para bajar por la carrera 44 y llegar al Paseo Bolívar, conocido como la ‘Calle de la Rumba’.
'Se hacían las presentaciones en una tarima que estaba ubicada en donde hoy se encuentra la estatua de Simón Bolívar. Estas finalizaban en las horas de la madrugada y hasta que no se presentaban todos los grupos no se iba la gente', manifestó Maury.
Agregó que en los eventos de pre Carnaval y los ensayos de los grupos de danzas se realizaban en todos los barrios de la ciudad y llegaban a las casas de cada integrante. Además, recordó, que anteriormente, ensayaban sus bailes en las calles, algo que ahora ya no es permitido porque no pueden cerrar las vías.
Maury sostuvo que uno de los eventos más esperados en aquellas épocas eran las casetas, las cuales se realizaban en diferentes barrios populares de la ciudad los días viernes, sábado y domingo.
'En el barrio Recreo se hacía la caseta ‘Viernes de Pulla Loca’, en la 21 hacían la de los ‘Almirantes de San José’, en San Felipe estaba una que se llamaba ‘Vente como Quieras’ y en Los Andes quedaba ‘En las Nubes lo Sabrás’', mencionó.
El director del Congo Grande mencionó que eran en las casetas o salones burreros donde las personas de todos los estratos sociales tenían espacio para compartir y vivir su derecho a la igualdad. 'Nosotros fuimos privilegiados en esa época al tener acceso a grandes orquestas. Sería muy lindo que regresaran esas épocas'.
Asimismo, recordó que tras una semana de finalizar el Carnaval, el día sábado realizaban 'la Octavita' un evento que reunía a los ganadores del Congo y de los diferentes desfiles.