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El olvido no es necesario cuando se quiere avanzar en temas de desarrollo urbano. Reconocer y aceptar lo que en algún momento nos identificó no necesariamente debería convertirse en un obstáculo para la transformación.

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Hace más de 70 años, las calles y callejones (actuales carreras) de Barranquilla no se referenciaban con números sino por nombres basados en hechos representativos que se daban en la ciudad, la capacidad de los habitantes de interpretar algunas situaciones de la cotidianidad o por mensajes 'espirituales'.

Pero la curiosidad por saber más sobre aquellos tiempos cuando la Vía 40 se llamaba Francisco de Paula Santander o Avenida Barlovento; la carrera 38 era el Callejón de la Igualdad; y la calle 34 –hoy conocida como el Paseo Bolívar–, fue el Paseo Colón, Calle Ancha, Camellón Abello o calle España es nula en los escenarios académicos, laborales y culturales, algo irónico en este último aspecto dado que en cada rincón de Barranquilla se respira arte.

En diálogo con EL HERALDO, Leslie Smith, experto en comunicación y desarrollo, manifestó que la población adulta le ha 'fallado' a los jóvenes por no velar por la conservación de la historia de la ciudad.

'El sistema educativo no visibiliza esa riqueza cultural que tenemos en los nombres de calles y carreras; los viejos no nos preocupamos por sentirnos orgullosos de esos nombres. En ese sentido estas efemérides deben ser un 'jalón de orejas' a que volvamos a tener esas denominaciones en nombres primitivos', sostuvo.

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Aseguró que uno de los grandes impactos que trajo quitarle los nombres a las calles y carreras fue una desconexión entre las nuevas generaciones y la historia de la ciudad en esencia.

'No se puede criticar directamente que los hubiesen quitado ya que era un mal necesario para poder hacer actividades como enviar el correo –principalmente al extranjero– o las posibilidades laborales. Era apropiado que se tuviera en cuenta que esa designación, pero lo que no era necesario es el olvido porque no habían razones de peso para que no coexistieran los dos sistemas de direcciones especialmente en el Centro Histórico', expresó.

Por su parte, el historiador Moisés Pineda manifestó que la discusión sobre si el actual sistema de nomenclatura es más adecuado que el anterior puede tomar años en terminar, pero sin duda 'su antecesor era mucho más hermoso y revelador'.

También coincidió con Smith en que se le ha restado importancia a la reivindicación de la historia y su impacto en la población barranquillera que 'desconoce el pasado de su ciudad'.

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