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El urbanismo sostenible sigue consolidándose en Barranquilla y su área metropolitana. Las iniciativas con enfoque medioambiental sin duda han provocado un impulso al desarrollo de los territorios y al mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones.

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El Gran Malecón, el bosque urbano de Miramar y el Ecoparque Ciénaga de Mallorquín son algunos de esos proyectos que se han venido ejecutando en la capital del Atlántico, permitiendo una gran recuperación del espacio público, con soluciones basadas en la naturaleza que redundan en la protección y conservación de la biodiversidad existente en la ciudad y municipios cercanos como Puerto Colombia.

El fortalecimiento de las apuestas y la transformación que viven estas urbes se debe en gran parte a esa alianza público–privada que ha permitido en los últimos años multiplicar los esfuerzos en la búsqueda de objetivos comunes como el desarrollo social, económico y ambiental de las zonas intervenidas con proyectos pensados bajo un abordaje integral de las comunidades y los espacios.

Uno de los casos es el Grupo Argos, que como parte del plan de compensación que lidera, entregó a la ciudad de manera anticipada un total de 60 hectáreas de tierras para la puesta en marcha de estos proyectos sostenibles y adicionalmente ejecuta modelos de recuperación de ecosistemas estratégicos en el Atlántico a través de la siembra de más de 230 mil árboles nativos de bosque seco tropical en Luriza, en el municipio de Usiacurí, y otras 90 mil especies en varias zonas del departamento.

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Por otra parte, la compañía viene gestionando la restauración pasiva y activa de 60 hectáreas de manglar, ecosistema estratégico para los procesos de adaptación a los efectos del cambio climático en el departamento.

A esto se le suma una apuesta, que bajo la visión de sostenibilidad con la que están creciendo estos territorios, así como la bien llamada biodiverciudad que se planteó en Barranquilla, pretende brindar soluciones habitacionales y reducir el déficit del Atlántico en este frente a través de la creación de infraestructura urbana y de vivienda con grandes ventajas en materia de movilidad, costos y con menor impacto ambiental.

Se trata del proyecto Ciudad Mallorquín, ubicado en la zona conurbada entre Puerto Colombia y Barranquilla, el cual fue pensado como un modelo de ciudad compacta que apunta a un crecimiento ordenado de la región, con un uso eficiente del suelo, una promoción del espacio público y con una amplia cobertura de la infraestructura.

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