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Desde la primera visita de María Isabel Urrutia a Barranquilla, el 23 de julio de 2022, aún sin ser nombrada oficialmente ministra del Deporte, la exmedallista olímpica expresó la necesidad de tener precisión sobre cuánto costaban los Juegos Panamericanos 2027.

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Así lo declaró en su calidad de coordinadora de empalme en lo referente al deporte del entonces entrante gobierno de Gustavo Petro, en medio de una reunión con decenas de dirigentes de clubes, ligas, presidentes de federación y personas relacionadas con los eventos deportivos.

'Hay que empezar a construir los escenarios y eso estamos mirando en una reunión con la viceministra del deporte y ahora acá donde queremos tener claro cuánto es la inversión que se va a tener en este gobierno que inicia en 2023 y hasta el 2026', indicó entonces Urrutia quince días antes del cambio de gobierno.

Casi un mes después, ya como titular de la cartera del deporte, Urrutia volvió a la capital del Atlántico el 20 de agosto y de entrada dejó ver los reparos a las justas deportivas por parte del Gobierno nacional, a pesar de la disposición, que según ella tenía el presidente Petro de llevarlos a cabo así no le correspondiera inaugurarlos.

 'Nos toca mirar la situación para ver cómo se hace. El presidente nunca ha dicho que no se harán, pero hay que renegociar, porque lo que valen los Juegos significaría no darle profundidad de deportes a niños. Por el tema de presupuesto nos tocaría eliminar todo lo que tenemos que hacer', manifestó entonces arrancando su gestión.

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Luego volvió exactamente tras dos meses, el 20 de octubre, para instalar la mesa técnica y, para sorpresa de todos los participantes, anunció como gerente de los Juegos al cartagenero Rodolfo Bossa, designación que cayó muy mal pues, de acuerdo con los estatutos y protocolos de los eventos olímpicos, esta figura no existe.

En su momento la ministra María Isabel responsabilizó a 'gobiernos anteriores' de solo presentar la candidatura de Barranquilla y de no elaborar el documento conpes para garantizar los recursos para la infraestructura requerida para los Juegos. Sin embargo, ese día se comprometió en nombre del Gobierno nacional a que los realizarían. Y de paso se comprometió a que no se desagregarían las sedes como se insinuó desde siempre en el círculo de Petro.

'Llevar los juegos a Cartagena, a Santa Marta o a otras ciudades del país, como Cali, es desagregar los Juegos, perderían su esencia y saldrían más costosos. Es mejor utilizar como subsedes los municipios cercanos, como Malambo y Puerto Colombia. Por eso sus alcaldes están invitados hoy acá, para que también hagan parte de esto. Lo que el Gobierno quiere es que los Juegos Panamericanos 2027 sean 100% de Barranquilla y el Atlántico', expresó entonces la funcionaria que esperaba tener pronto un documento oficial para que el presidente le diera su aprobación.

El 23 de octubre María Isabel Urrutia inspeccionó varios predios en Malambo y desde allí informó que ese municipio podría albergar la Villa Panamericana, pues esos sitios contaban con las exigencias y que solo era cuestión de articular con los ministerios de Vivienda y de Ambiente.

Se acabó el 2022 y crecía la preocupación en Barranquilla y en el Comité Olímpico Colombiano por la inacción y el nulo avance en la organización de los Panamericanos.

El 16 de febrero EL HERALDO intentó hablar con la ministra Urrutia en busca de establecer qué estaba pasando con los Panamericanos, pero la tarea fue infructuosa. Quien sí respondió fue el designado gerente hacía 120 días, Rodolfo Bossa, quien informó entonces que había sostenido un par de reuniones con la jefe de la cartera pero no había vuelto a tener comunicación con ella y seguía esperando su nombramiento oficial.

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'No se me han acercado con alguna fecha de oficialización. La información que tengo hasta este momento es que se piensa armar un comité directivo este mes. Ese es el procedimiento que establecen los estatutos', expresó el abogado cartagenero a esta casa editorial ese día de febrero.

Ante la incertidumbre y la presión de los actores involucrados, entre ellos el alcalde Pumarejo y Ciro Solano, presidente del COC, el Ministerio del Deporte convocó a una reunión en Bogotá para revisar la situación de las justas deportivas. Se pactó para el 2 de marzo a las 10 de la mañana, pero el 23 de febrero Helmut Bellingrodt, vocal del Comité Olímpico Colombiano, le manifestó a este medio el escepticismo por ese encuentro, porque ya les había quedado mal con otras reuniones, y también volvió a cuestionar el anuncio de un gerente para los Juegos.

'Lo normal es que se cree un comité organizador, el cargo de gerente no existe dentro del mismo. No se pueden inventar posiciones en esta junta. Así pueden corroborarlo en las competencias que se realizarán este año en Santiago de Chile. No hay que inventar absolutamente nada sobre lo que ya está escrito. Solo existe comité organizador y los operativos como los tiene cualquier evento. Si quieren nombrar un gerente no será dentro de la junta organizadora, pues tienen voz, pero no voto para hacerlo', añadió Bellingrodt.

Las predicciones del primer medallista olímpico del país se volvieron realidad. La mencionada reunión no se produjo, pero esta vez no fue por el incumplimiento de la ministra Urrutia, sino por los graves y serios problemas que enfrentaba y que a la postre llevaron a su destitución del cargo por el presidente Gustavo Petro, producto de la firma de 260 contratos luego que se le pidiera su carta de renuncia el 27 de febrero a través de la red social Twitter, hoy X. Previamente el 27 de febrero, el presidente ya había anunciado a Astrid Bibiana Rodríguez como nueva ministra del Deporte.

María Isabel Urrutia Ocoró permaneció en el cargo durante seis meses y 20 días, tiempo que terminó siendo toda una pérdida de valioso tiempo que abonó buena parte del terreno para la drástica decisión de Panam Sports de retirarle la sede de los Panamericanos 2027 a Barranquilla.